La industria de las fragancias vive un fenómeno inesperado. Los perfumes árabes, históricamente asociados a notas potentes y misteriosas, se convirtieron en protagonistas del mercado global. En redes sociales, reseñas y tiendas especializadas, los usuarios destacan su estela persistente y su carácter exótico, atributos que contrastan con las fragancias más ligeras y comerciales que dominaron la última década.
El boom de las fragancias árabes
Uno de los motivos del furor, dicen expertos, es su construcción olfativa. Estas fragancias suelen basarse en ingredientes como oud, ámbar, almizcle, rosa o especias orientales, combinados en capas densas que evolucionan de manera sorprendente sobre la piel. Para muchos consumidores, ese tipo de perfume ofrece una experiencia sensorial “más completa”, con personalidad propia y un aura distintiva que no pasa desapercibida.
Además, la excelente fijación (una de sus marcas registradas) se volvió clave en climas cálidos. Incluso en verano, cuando el calor suele evaporar rápidamente los perfumes tradicionales, las fórmulas árabes mantienen su intensidad durante horas. Por eso no sorprende que se hayan convertido en favoritos de quienes buscan oler bien todo el día sin necesidad de reaplicar.
La accesibilidad también juega un papel importante. Marcas emergentes y casas de perfumería de Medio Oriente lograron posicionarse con precios competitivos frente a los lanzamientos occidentales, ofreciendo calidad y originalidad. Ese equilibrio entre sofisticación y costo razonable amplió el público, desde coleccionistas hasta curiosos que buscan salir de lo habitual.