Un grito atronador, vibrante, cargado de emoción y bien celeste y blanco llegó desde el otro lado de la cordillera. Porque la selección argentina dio la muestra de juego y carácter que tanto se esperaba. El conjunto de Martino (que tiene un curioso récord) le ganó el clásico a Uruguay, con buen fútbol y mucha templanza, y ahora quedó muy bien parado de cara a la última fecha del grupo B.

Con gol de Agüero a los 10 minutos del segundo tiempo, Argentina se impuso por la mínima a los orientales, que sobre el final tiraron toda la carne al asador y fueron a buscar el empate, provocando el sufrimiento albiceleste hasta el minuto 49 del complemento.

Con este éxito, al elenco del Tata quedó primero en la zona B junto a Paraguay, pero en la última jornada (el sábado a las 18.30 en Viña del Mar) le tocará enfrentar al componente más débil: Jamaica. Por su parte, los uruguayos quedaron terceros y se jugarán a todo o nada el fin de semana con los guaraníes.

El gol del triunfo

La clave

Argentina ganó porque insistió durante todo el partido y tras sacar la merecida ventaja, se plantó a defender la diferencia con alma, corazón y vida. Uruguay planteó el partido que se esperaba y la formación de Martino rindió, esta vez, muy bien la materia que no había aprobado en el debut ante Paraguay.

Los del Maestro Tabárez esperaron arrinconados en su territorio y a Argentina sele hizo cuesta arriba entrar. De todas maneras, nunca cesó en su búsqueda y tuvo su premio tras lucida jugada de Pastore, centro de Zabaleta y cabezazo de Agüero.

Tras el gol, la albiceleste no se relajó y se sostuvo incólume, basado en el desplazamiento territorial de Mascherano, Biglia y Di María y la solvencia de su línea de fondo. Sobre el epílogo, Uruguay apuró más por inercia que por argumentos futbolísticos y allí volvió a aparecer la figura de Romero para conjurar las jugadas más importantes.

En resúmen, Argentina ganó merecidamente porque jugó cuando debió hacerlo y no le esquivó al convite celeste de entrar en el terreno del músculo.

El relato