Ander Herrera es futbolista, nació en Bilbao, jugó en Zaragoza, en Athletic Club, en Manchester United y ahora en PSG, pero tiene claro cuál es el espíritu del juego. No lo nublan los millones de euros que gana.

“Me enamoré del fútbol popular, del fútbol de los aficionados, del sueño de ver al equipo de mi corazón competir contra los más grandes. Si esta Superliga europea avanza, se acabarán esos sueños, se acabaron las ilusiones de los aficionados de los equipos que no son gigantes de poder ganarse en el campo el competir en las mejores competiciones”.

La idea, ya concretada, de crear una mega liga europea paralela a las competiciones oficiales de la Uefa y la Fifa y la amplificación cuatro veces de los ingresos para 15 participantes fijos y 5 invitados destroza la competitividad y saca de la escena violentamente la esencia del juego.

“Una de las razones por las que el fútbol es el deporte más popular del mundo es porque los débiles pueden vencer a los poderosos”, razonó Marcelo Bielsa el lunes último tras el empate entre su Leeds y Liverpool.

Una frase de sentido común y casi obvia que exime de mayores explicaciones de por qué la Superliga europea es un negocio que desprecia a la competencia y, obviamente, al fútbol mismo.

Suele suceder que cuando el pobre se mofa del rico dentro del campo de juego, se genera una situación de placer y justicia que sólo el deporte puede ofrecer. No existe otro ámbito en el que el que tiene poco puede equipararse con el opulento.

“Los más poderosos lo son por lo que producen y por lo que convocan. Pero el resto es indispensable. Lo que que le da salud a la competencia es la posibilidad de desarrollo de los débiles, no el exceso de crecimiento de los fuertes. Pero la lógica que impera en el mundo, y el fútbol no está fuera de eso, es que los poderosos sean más ricos a costa de que los débiles sean más pobres”, amplió Marcelo con una altísima cuota de realismo y, por supuesto, sensibilidad. Sólo es cuestión de observar a la sociedad misma para comprobarlo.



Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Manchester United, Liverpool, Arsenal, Chelsea, Manchester City, Tottenham, Inter, Juventus y Milan crearon la Superliga europea y buscan más socios para una selecta competencia que arrancaría en agosto. En principio, Bayern Munich, Borussia Dortmund, Porto y PSG desestimaron la invitación.

La Fifa y la Uefa salieron con los tapones de punta y amenazaron con sacar de sus competencias locales a los clubes participantes y quitar de sus selecciones a los futbolistas que participen.

Ander Herrera no es el único jugador en contra de la Superliga. “Los niños crecen soñando con ganar el Mundial y la Champions, no la Superliga. Lo bonito de los grandes partidos es que sólo ocurren una o dos veces al año, no todas las semanas. Es difícil de entender para todos los aficionados”, dijo el mediocampista alemán Mesut Özil, que juega en el Fenerbahce turco.

Los niños crecen soñando con ganar el Mundial y la Champions, no la Superliga

La pelea no es nueva. En 2000 se creó el G-14, integrado por los 14 clubes más poderosos de Europa, que después se amplió para defender la propiedad de los futbolistas y ponerle coto a la cesión de los mismos a sus selecciones.

Y por estos lares, el intento tampoco sería nuevo en caso de que se produjera.

Hace más o menos un lustro, 15 clubes de los más poderosos del continente crearon la Liga Sudamericana de Fútbol. La nómina después se amplió a 38, incluídos Central y Newell’s, y la idea era discutir los ingresos por competencia. Fundamentalmente los derechos televisivos por la participación en la Copa Libertadores.

Su primer presidente fue el ex titular de Boca, Daniel Angelici, principal impulsor de la idea. Probablemente no pase mucho tiempo para que lo que pasa en Europa se replique en Sudamérica. O al menos se haga el intento.

En esta guerra de dos mundos, del otro lado del mostrador mueve los hilos Florentino Pérez, el mandamás de Real Madrid.

“Muchos clubes importantes de Inglaterra, Italia y España quieren encontrar una solución a una situación financiera muy mala. En el Real Madrid, entre las dos últimas temporadas hemos perdido 400 millones. Cuando no hay ganancias, la única forma es jugar partidos más competitivos durante la semana. La Superliga salvará a los clubes financieramente”, argumentó con absoluta contundencia delante de las cámaras.



“Los jóvenes, de entre los 16 y los 24 años, el 40 por ciento ya no tienen interés por el fútbol. ¿Por qué? Porque hay muchos partidos de escasa calidad, y bueno, no les interesa. Tienen otras plataformas en donde distraerse y entretenerse, esa es la realidad, que todos vivimos en todas nuestras actividades. El fútbol se tiene que adaptar", vocifera Florentino.

“La Champions iba perdiendo interés tal como ya estaba y como ha pasado a lo largo de la historia, como pasó en los años 50 cuando se creó la Copa de Europa, siempre se cambió. Es simplemente lo mismo. ¿Qué es lo que tiene de atractivo? Que juguemos entre los grandes, la competitividad”, amplificó. Y no cree en las amenazas de la Uefa y la Fifa.

“No echarán a nadie de la Champions, ni dejarán de ceder jugadores a las selecciones”, asegura como un buen patrón de estancia.

Esta es una historia que está en pleno desarrollo.