"Los médicos me dijeron que estaba destinado a vivir en silla de ruedas", fue la frase descarnada de Santiago, un chico de 17 años que fue diagnosticado con una parálisis en sus piernas. El joven, oriundo de Pujato, nació con una enfermedad llamada Mielomelingocele, que también le afectó su cuerpo de la cintura para abajo. Pero eso no fue un obstáculo, porque tiempo después logró correr una maratón.

Su patología también lo obligó a tener una válvula en la cabeza, que circula el líquido encefaloraquídeo ya que cuando nació su trayecto no era normal. Además, cuenta con un esfinter artificial. Su familia se preguntó que era lo más conveniente para que pudiera caminar correctamente y cuando ya tenía un año, ya había tenido varios tratamientos para poder dar sus primeros pasos.

Imágenes de su infancia/Rosario3

"Caminaba muy mal, pero lo hacía. Los médicos me empezaron a llamar «perro verde» porque ves sólo uno en tu vida", contó con gracia Santiago a Rosario3. Con el transcurso del tiempo, llegó su oportunidad: a los seis años, en el 2010, pudo viajar a México para recibir un tratamiento que no solo iba a mejorar su forma de caminar. También progresó en otras cuestiones, como en el uso de las férulas para poder desplazarse.

Al crecer, el amor por correr y hacer deporte iban aumentando en él. Su mentalidad pasaba por superar esa traba de no poder correr ni hacer deporte. Pero en el 2018, en plena secundaria y en una ciudad pegada a su pueblo natal, fue donde su vida dio un giro fenomenal. 

La maratón que le cambió su vida

En Casilda, en una escuela donde le exigían correr una maratón para aprobar el año en la parte de Educación Física, superó sus límites de miedo para hacer deporte. "No tenía otra opción. Corrí esa maratón y me di cuenta que quizás no era tan imposible correr", expresó.

Era el año 2020 y Santiago había superado varios de sus miedos. Pero en ese año, la Argentina y el mundo se vieron afectados por la pandemia de coronavirus. "En ese momento no me daba mucha atención. Me abandonaba bastante, vivía sin metas. Ese vacío acompañado de otros problemas, hicieron que en pandemia caiga en una depresión enorme que me derivó a tener ataques de pánico y ansiedad social", contó.

De pronto, apareció alguien muy importante en su vida, que Santiago remarca que "ama muchísimo" y que "siempre va a recordar". "Andaba mal, y esta persona me buscó y me ayudó a salir de esa situación de la que yo no hablaba con nadie. Es fundamental en mi historia, porque gracias a esa depresión que tuve y a esa persona, tomé la decisión de buscar y ser la mejor versión de mi".

Para finales de 2021, el pujatense ya había logrado un montón de cosas, comenzó a entrenar y salir a correr bajo una promesa que le hizo a su mamá: "«Te prometo que voy a pelear y conseguir todo lo que parece imposible, y si no lo consigo saber que hice todo lo posible»".

Llegó el 2022, y su entrenador, José Luis Rivero, profesor de educación física, le propuso la idea de anotarse en los Juegos Santafesinos Especiales en carreras de 100 metros. "Al principio me daba cosa pero José no me dejó decir que no. Literalmente me lanzó a participar poniendo todas las fichas en mi, algo que agradezco muchísimo", dijo Santi, que luego de su participación empezó a correr el doble que antes.

"Iba todos los días al Boulevard de mi pueblo. Corría a las 2, 3 o 4 de la mañana, incluso los sábados, en pleno invierno. Me comí gastadas y al gente no entendía nada pero en ningún momento conté por qué estaba ahí", recordó. 

"Todo esto marcó un antes y después en mi vida. Me demostró que todo lo que quiero hacer lo puedo lograr y que después de muchos años rompí con esa creencia de que yo no podía correr y hacer deporte; promesa cumplida Mamá", cerró su relato.

Sus medallas, en los Juegos Santafesinos 2022/Rosario3