Se acerca el Mundial y la expectativa crece exponencialmente. Para muchos argentinos futboleros, subidos al tren del éxito en la Copa América, esta vez sí Argentina cortará la sequía en copas del mundo.

Que está entre los candidatos es cierto, pero tan real como que hay selecciones que en los papeles, o en la previa, son más potentes. Después, los resultados mandan, pero Francia y Brasil, por ejemplo, aparecen como los rivales a vencer en una competencia que muy probablemente marque la despedida de los torneos ecuménicos de Leo Messi y Cristiano Ronaldo, dos de los futbolistas más ganadores (no tanto con las camisetas de sus países) y reconocidos a nivel mundial.

Bien podría decirse que la última vez que aquí hubo semejante euforia fue en la previa de Corea-Japón 2002, aunque aquella vez Argentina llegaba como el candidato casi excluyente al título. El desenlace se conoce y no vale la pena recordarlo.

Estados Unidos 94, con el regreso de Diego y un juego superlativo, también atrapó al mundo futbolero criollo. El final tampoco merece la pena recordarse demasiado.

“La selección va a dejar todo, hasta la última gota de transpiración por llegar hasta donde pueda. Lo que está bueno y lo que tiene que saber la gente es que esta selección nos va a representar como lo hizo hasta ahora. El resultado después puede ser el que sea, pero al final la gente entenderá que dieron todo”, dice cuidadoso Scaloni cuando le quieren exigir un pronóstico para Qatar. En realidad, lo que se busca es el título periodístico, que Lionel diga que la selección es candidata.

Argentina está entre los candidatos es cierto, pero tan real como que hay selecciones que en los papeles, o en la previa, son más potentes

“Si digo que vamos a ganar el Mundial, sería una mentira, porque hay como 10 candidatos para quedarse con el título en Qatar. Vamos a ir a competir”, razona y esquiva el entrenador.

Y es cierto, si se ensaya una lista de postulantes a la corona de Francia, aparecen unos cuantos.

A Brasil y la propia selección gala bien pueden agregárseles Inglaterra, Bélgica, Alemania, España, Países Bajos y hasta Dinamarca.

La victoria en la Copa América de Brasil y el triunfo en la Finalissima de Wembley crearon una relación muy estrecha entre la selección y la gente que permite ver, o hace ver, un equipo que juega mejor que los demás. En realidad, está entre los mejores, tiene jugadores de enorme jerarquía, con Messi a la cabeza, pero no es el único.

A Brasil y a Francia le brotan los talentos de entre las piedras. Los campeones del mundo podrían competir en Qatar con dos equipos distintos y ambos serían protagonistas.

Argentina explotó, quizás, en el momento adecuado y probablemente sea el gran desafío de Scaloni: mantener al equipo en su más alto rendimiento y sostener la sanidad de un grupo que parece sentirse muy a gusto cada vez que es convocado para calzarse la camiseta de la selección. 

El técnico sabe perfectamente que su ciclo tomó cuerpo y fuerza en Brasil. Y lo dice sin tapujos. Y estar con los pies sobre la tierra es una condición fundamental.

“(La Copa América de Brasil) fue en un momento especial, con la pandemia, Argentina no ganaba hacía tiempo. Por eso pegó y la gente se ilusionó. Pero hay que tener los pies sobre la tierra”.

Pasaron 28 años entre la Copa América de 1993 y la de 2021. Y enseguida llegó la Finalissima ante Italia. 

La gran cita está a la vuelta de la esquina.

En la Argentina futbolera no hay quien no repita y sueñe con el dicho: no hay dos sin tres.