Después de su transferencia al fútbol de la Premier League inglesa y su debut absoluto en la selección argentina, a Facundo Buonanotte le cambió la vida. En realidad, a su familia le modificó todo. Pamela, su mamá, trabajaba hasta hace un mes en una panadería de Pérez y papá Mauricio se dedicaba a la construcción pero hoy tuvieron que ocuparse tiempo completo a la demanda que genera la actividad del "nene", como le siguen diciendo cariñosamente. Y pasan sus días entre Funes y Brighton.
"Nosotros lo educamos con el ejemplo", dijo Mauricio y la mamá asintió con la cabeza sobre cómo quisieron que creciera Facundo, independientemente si triunfaba o no en el fútbol.
Antes de dejar Rosario Central y emigrar del país, Facu había terminado la secundaria, porque era una condición sine qua non que pretendían los padres pero como había que dar el ejemplo, terminaron el secundario primero ellos de grandes.
"Nosotros le decíamos que tenía que estudiar pero no habíamos terminado ninguno de los dos el colegio y además le dije siempre que no tenía que fumar, pero yo fumaba", dijo seguro papá Mauricio y continúo: "Por eso dejé de fumar y mientras trabajaba me fui a una nocturna y terminé la secundaría y después mi mujer".
Familia numerosa los Buonanotte, de trabajo, de sacrificio y de juntarse todos para festejar en momentos importantes del año. La última vez que estuvieron todos juntos fue hace muy poquito y los padres se llevaron una sorpresa muy grande porque la figura del Brighton les dijo que esta vez no iban a reunirse en Pérez como era habitual, sino que había alquilado una vivienda en la ciudad de Funes para festejar el momento que atravesaba en su profesión.
"Quería alquilar un salón en el club Mitre de Pérez así podía venir toda la familia y estar cómodos", dijo Mauricio. Y Pamela quiso completar la historia: "Cuando entramos en la casa, con comida, regalos y pensando que la casa era linda con parque para tomar mates y pasar un hermoso fin de semana, Facu nos dio una llave, la de esa casa y nos dijo que era nuestra. Que era nuestra casa". La mamá mencionó así la anécdota,orgullosa y emocionada.
La vida continúa ya no tan normal como antes, porque ahora la saludan por la calle (“chau, mamá de Buonanotte") o les piden fotos y ellos, que son de perfil muy bajo, no sólo se ponen colorados sino que también repiten ambos ante esa requisitoria, según cuentan entre risas: "La figura es Facundo".



