Triste solitario y final: Kudelka se despidió de Newell’s goleado 4 a 0 por Defensa y Justicia

Newell’s necesita un shock anímico que lo devuelva al campeonato. En el último partido de Frank Darío Kudelka al frente del equipo, la Lepra fue goleado 4 a 0 ante Defensa y Justicia en Florencio Varela. Dos golazos de Marcelo Benítez, uno de Bou de penal y otro de Pizzini le pusieron punto final a la estadía del DT rojinegro en Rosario.

La Lepra empezó a perder desde el vestuario. Un tiro libre de Marcelo Benítez se clavó en el ángulo de Aguerre y empezó a marcar la diferencia desde el arranque del partido entre uno y otro equipo. Antes de los 10 minutos, los rosarinos ya estaban en desventaja.

El equipo de Kudelka nunca pudo hacerse dueño de partido. Defensa le manejó la pelota y, si bien el partido se había planchado, el trámite y el resultado se correspondían con el deseo de Beccacece.

Sin embargo, Marcelo Benítez volvió a despertar a todos con otra bomba. Ahora con balón en movimiento, el zurdo metió un disparo formidable y puso el 2 a 0 a los 25 minutos.

Newell’s apenas intentó con un tiro libre de Scocco que hizo volar a Ezequiel Unsain, pero poco más. Casi no pateó al arco rival.

Para el segundo tiempo, Kudelka mandó a la cancha a Pablo Pérez en lugar de Ramiro Sordo para intentar darle más vuelo a un mediocampo que en la primera mitad no tuvo peso.

Sin embargo, el primero en volver a estar cerca del gol fue Defensa con un cabezazo de Bou que pasó al lado del palo. Y acto seguido, Aguerre le quitó un mano a mano a Bou y Rapallini vio penal. El ex delantero de Boca tocó suave al palo contrario del elegido por el arquero y festejó.

Ya en clara desventaja, Kudelka puso a Belluschi, Cristaldo y Sforza; pero antes de que cualquiera de ellos tome contacto con la pelota, llegó el cuarto. Se escapó Bou por la derecha y le sirvió el gol a Pizzini para la goleada.

Newell’s no estuvo a la altura del partido. No fue competitivo. No pudo ni hacerle cosquillas a un equipo consolidado y con una idea de juego. Kudelka dice adiós con un lapidario 0-4 y la sensación de que no tenía forma de revertir este momento leproso.