El árbitro Héctor Paletta tomó una decisión poco habitual al detener el partido entre Newell’s y Huracán durante casi ocho minutos porque los hinchas locales comenzaron a cantar en su contra de forma violenta y con amenazas.

“No podemos alimentar esta violencia. Van a matar un referí”, dijo el juez.

El juego se detuvo a los 32 minutos, cuando la barra quemera cargó contra Paletta porque no cobró un supuesto penal contra Gamarra, que no fue, minutos antes.

Entonces se armó un revuelo y una confusión porque además Nehuén Paz estaba caído por un golpe. Pero no hubo agresión contra el jugador. La decisión respondió exclusivamente al mensaje violento que bajaba desde las tribunas.

A los 36, Paletta hizo una mini cumbre con los capitanes: Maxi Rodríguez y Nervo. Después habló con sus compañeros de terna y el cuarto asistente.

“Una amenaza más y se suspende”, advirtió el árbitro. A los 40 se reanudó el juego y desde los altoparlantes se pidió calma a los hinchas del Globo.

A puro folclore, los nuevos cantos fueron de apoyo irónico a Paletta, como si fuese un jugador local y hasta lo pidieron para “la selección”.

Nació entonces el debate por su accionar. Para algunos, el árbitro exageró; otros destacaron la valentía para no naturalizar un mal extendido en el fútbol actual.