Roberto Cejas, el santafesino que tuvo su gloria en México 1986 y levantó a Diego Maradona con la Copa, llegó a Qatar para repetir esa situación en medio de la Copa del Mundo: el dato más curioso es que no pudo estar en el mundial del 90 ni el 2014.

A 36 años de aquella tarde inolvidable, Cejas está embarcado en otra aventura, la del deseo que le contó a Radio Marca: levantar a Lionel Messi con el trofeo dorado en sus manos en el Estadio Lusail, donde el conjunto albiceleste jugará el partido decisivo ante Francia, en su intento de consagrarse de la mano de otro astro que deja una huella en el fútbol.

En 1986, Roberto viajó a México luego de ver ganar por 2-0 al seleccionado la semifinal frente a Bélgica, y desde su llegada se sucedieron historias que hicieron que Cejas se encontrara con Maradona en el campo de juego y que el 10 argentino le pidiera que lo cargara sobre sí. Ahora, con el 3-0 sobre Croacia consumado el martes pasado, pensó que era posible estar en la final en Qatar y volver a saltar a la cancha para sostener en andas a una leyenda, si Leo logra, finalmente, levantar el trofeo como lo hizo Diego en aquella ocasión.

“El día anterior al partido con Bélgica dije en la oficina, como una locura, que si Argentina ganaba me iba a ver la final, y mis compañeros se largaron a reír a carcajadas. No era fácil agarrar un vuelo, comprar un ticket e irse; era toda una odisea. Pero en mi vida hice varias”, recuerda, con la complicidad de Martín Giménez, un argentino que vive desde hace dos décadas en España –la tierra de una abuela de Cejas– y que lo contactó para conocer detalles de aquel viaje.

“En ese momento era empleado público, busqué la forma de poder faltar y me tomé dos semanas. Llegué a México el día anterior a la final y, supuestamente, un amigo que tenía allá me conseguía un contacto que me vendía la entrada, pero cuando fuimos a buscarla la señora me dijo que ya la había vendido, porque pensó que ya no iba”, amplió. Faltaban menos de 24 horas para la Argentina vs. Alemania Federal. “En esa época te quedabas con una entrada y era difícil venderla. Ahora podés tener 10 que es seguro que la vendés”, comparó.

“En el tercer gol veíamos a (Jorge) Burruchaga correr y correr y nos preguntábamos cuándo iba a patear. Era una desesperación, porque veíamos que el arquero le salía y él tampoco se la pasaba a (Jorge) Valdano. Cuando hizo el gol, fue un descontrol y pocos minutos después terminó el partido y la gente comenzó a meterse al campo, que no era fácil porque estaba la fosa por medio, y del otro lado había alambres de púa. Algunos se lastimaban”, repasó Cejas. Que no resistió la tentación.

“Nos fuimos a la parte del córner y había solamente dos policías que miraban un poco, pero después dejaron pasar. Ahí fue el gran salto y me fui para el medio del campo. Comencé a saltar, dar vueltas en el pasto, festejar... Agarré una bandera y la movía. En ese momento pensaba que un día iba a ver el video e iba a reconocerme haciendo tantas pavadas”, avanzó en aquella historia del estadio Azteca.

La vuelta olímpica en México 1986

“Lo que no imaginaba era que iba a salir en tantas revistas y que iba a surgir la historia con Diego. Porque estaban dando la vuelta olímpica, salimos corriendo y los alcanzamos en una de las áreas chicas, intentando abrir espacio para que ellos fueran libres, que festejaran cuando nadie creía en ellos. Y tratando de hacer la ronda, a mi lado izquierdo levantaron a (Pedro) Pasculli y delante de mí se frenó Maradona, al que no había visto inicialmente, y me lo llevé por delante. Se dio vuelta y fue como una conexión al instante, con una mirada como las que en ese tiempo se cruzaba sin palabras uno con una mujer para invitarla a bailar. Me hizo la seña de que tenía que levantarlo, lo alcé y salimos a seguir la vuelta hasta la otra área”, aseguró, detallando todo como si hubiera sucedido ayer.