“Cuando seguís a tu corazón, esa intuición de que algo te apasiona, si tenés la suerte de encontrar lo que te gusta, hay que seguir para adelante más allá de las diversas adversidades que puedas encontrar. Las adversidades las vas a encontrar en cualquier cosa a la que te dediques, pero si metés pasión van a ser sólo parte del camino y las vas a superar con alegría. Hoy que tenemos tantas distracciones, que es tan difícil hacer algo diferente, se complica seguir a tu corazón. Pero hacelo, embarcate en ese proyecto, porque si lo hacés con placer es un éxito asegurado”.

La que habla es Ceciclia Carranza Saroli, la rosarina que obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro en Yachting, junto a su compañero Santiago Lange. Lanza el párrafo cuando –en el programa Radiópolis, de Radio 2– se le pide que le dé un consejo a los chicos que se inician en la misma actividad en la que ella acaba de llegar a la cima. Pero ella dice que corre para todos, no sólo para ella. Y se ve que tiene muchas cosas claras.

Carranza y Lange estarán hoy en Rosario y participarán de una caravana, que partirá a las 17 del Rosedal, en el parque Independencia, pasará por el Monumento a la Bandera y terminará en el Yacht Club, en la zona norte de la ciudad, la institución donde se formó Cecilia.

No, no fue fácil el camino de Carranza y Lange hacia el oro. Vaya si hubo adversidades: en 2015 quedó en duda la participación de Lange en los Juegos Olímpicos porque un cáncer le quitó un pulmón. La propia Carranza lo llevó al hospital en Barcelona cuando se descompuso.

Pero eso no torció el objetivo de la dupla, que siempre lo planteó sin pelos en la lengua: traer una medalla.

“El objetivo siempre estuvo claro, es lo que te hace levantarte cada mañana con fuerzas”, dijo Cecilia.

El parate por la enfermedad de Santiago los puso “atrás” de sus rivales, recordó. Y el planteó fue, entonces, “trabajar más que ellos” para lograr el objetivo.

Carranza y Lange se instalaron en Río de Janeiro en noviembre del año pasado. Sólo volvieron al país unos días para pasar las fiestas. Viajaban a torneos en otros lugares del mundo, pero siempre desde Río para entrenar en la cancha donde se iba a jugar el partido de sus vidas.

“Fue una decisión acertada, una de las claves para que lográramos lo que logramos. La cancha de regatas es muy difícil y era importantísimo intentar ser locales”, dice ahora Cecilia.

La unión del equipo también parece haber sido clave. Carranza, que tiene una familia que la acompaña y mucho, siente que ganó otra familia: la de Lange.

Ambas familias estarán este viernes en Rosario, en una caravana que corona un logro en el que, como bien dice Carranza, hubo adversidades, pero en el que se impuso la voluntad, el deseo de cumplir un sueño.