Adrián Taffarel admite que ahora está "más tranquilo". El entrenador que se hizo cargo del primer equipo de Newell's tras la salida de Fernando Gamboa ya fue designado para dirigir la división Reserva, lo que para él es todo un ascenso: si bien fue interino en la máxima categoría, antes de su paso por la elite comandaba la séptima división.

"Ahora estoy un poco más tranquilo, bajé un par de cambios. Estuve tres meses encerrado", dijo entre risas en diálogo con Zapping Sport el técnico al que Ignacio Astore recurrió para apagar el incendio que habían dejado Germán Burgos y luego el Negro Gamboa.

Taffarel ya tuvo una reunión con el flamante conductor de primera, Javier Sanguinetti: "Nos reunimos la semana pasada. No lo conocía personalmente, sí de verlo dirigir y como jugador. Y tuvimos una charla linda, sobre todo en el tema juveniles. Coincidimos mucho y hablamos también de los más grandes".

"Me dio total libertad para trabajar en reserva, para hacerlo mancomunados", expresó, antes de confesar el pedido puntual que le hizo: "Lo único que me pidió expresamente es que entrenemos los mismos días, en el mismo lugar y el mismo horario. Así que la pretemporada la vamos a comenzar el 3 de enero. Él necesita hacer un poco de fútbol el 14 o 15 de enero".

Adrián aseguró que a Sanguinetti "le gustó mucho el predio de Bella Vista, así que vamos a hacer todo ahí. Todo lo que tiene Newell's es de primera línea". En principio se había hablado de ir a Mar del Plata, pero esa idea quedó descartada.

Su ascenso a Reserva lo tiene contento: "Hice lo de primera porque fue por un pedido, una circunstancia que se da a menudo. Pero ya manifesté que me gusta mucho formar jugadores. Dirigir me gusta, pero si pudiera elegir, me dedicaría a la formación. En inferiores uno trabaja como técnico con proyección de llegar a primera; yo, en cambio, lo hice con proyección de formar jugadores. Me gusta ponerlo a punto y que ese jugador termine jugando en primera".

Finalmente, hizo un balance de su paso por primera división y tiró qué fue lo mejor y lo peor de su actuación como técnico del plantel principal: "Lo mejor que pude hacer es cambiarle la cabeza a un grupo de muchachos que estaba muy caído anímicamente e inyectarle la polenta, la fuerza de ir al frente, de revertir".

"Lo peor, no darle el fútbol que el hincha quería. Pero lo compensé con sacar los puntos, que era más necesario que jugar bien. En tres meses de trabajo había prioridades: primero era acomodarlo, levantar lo anímico y no perder. Me faltó sacar algunos puntitos más", cerró.