Los consorcios de galerías ubicadas en el Casco Histórico debieron reducir a la mitad la vigilancia privada y achicar al mínimo las tareas de mantenimiento para poder hacer frente a las enormes facturas de la Empresa Provincial de Energía (EPE).

Ocurre que en estos espacios donde el consumo es alto y no es posible colocar medidores, la energía se contrata por potencia de forma anual. Se consuma o no, hay que abonar esa suma. Claro está que en pandemia, con los negocios cerrados durante meses, el consumo fue mínimo, y sin embargo las boletas llegaron igual que siempre.

Mientras la EPE lanzó un plan de pagos especial para pymes con un interés del 15%, no hizo lo mismo con las galerías comerciales, a las que impuso una refinanciación con una tasa de interés del 50% anual. “Tampoco se consideró (para equilibrar las prestaciones del contrato de suministro ante la situación excepcional de la pandemia) facturar únicamente lo consumido durante ese periodo (notoriamente inferior a lo contratado) de forma retroactiva y a valor histórico”, señaló Fabio Acosta, titular de la Asociación del Casco Histórico de Rosario.

De esta manera, los comerciantes que ya venían sumamente golpeados por las deudas impositivas y con proveedores contraídas en 2020, se encontraron con un obstáculo más para salir de su aguda crisis. “La EPE desoyó las gestiones que hicimos junto a la Provincia y nos pide un certificado pyme, lo que es imposible, porque aunque los consorcios comerciales contengan a cientos de este tipo de empresas, ellos, como figura jurídica no lo son”, explicó.

Como la luz se debe pagar igual para no que la corten, se generaron enormes deudas en otros ámbitos que siguen en pie. “Hubo que hacer fuertes recortes en mantenimiento, limpieza, seguridad, entre otros servicios. Hoy tenemos entre un 40% y un 50% de los efectivos de seguridad privada que teníamos antes, y por eso acordamos con la Provincia que la policía caminante ingrese a estos espacios públicos para vigilar, tal como ocurre durante las Fiestas”, dijo a Ecos365.

La situación se repite sin matices en las galerías Del Paseo, Rosario y Libertad. “Estimamos que esto se solucionará porque la voluntad de pago está: queremos pagar, pero necesitamos estabilidad económica y los mismos beneficios que se les dio a otros sectores. Muchos comerciantes cerraron definitivamente sus puertas y los que quedaron hicieron un enorme esfuerzo para subsistir, apelando a ahorros y préstamos familiares. Las ventas de a poco están repuntando, pero no alcanzan para pagar las deudas generadas durante la pandemia”, cerró Acosta.