Rafaela Alimentos reabrió en Casilda y readapta su negocio para atenuar pérdidas

El frigorífico había suspendido la faena a finales de mayo. Ante la imposibilidad de exportar a China, se volcó los cortes Hilton y al mercado interno. Su propietario reconoció a Ecos365 que habrá “una merma” en los resultados económicos

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Pese a los múltiples encuentros que han mantenido representantes del gobierno nacional y la cadena cárnica para intentar llegar a un acuerdo, la realidad muestra que el cierre de exportaciones de carne vacuna se mantiene vigente. En este escenario, los establecimientos exportadores (en la provincia de Santa Fe hay diez) deben aggionarse y apelar a estrategias comerciales para tratar de surfear la ola. 

Uno de ellos es Rafaela Alimentos que, una vez conocida la decisión oficial, optó por cerrar a fines de mayo momentáneamente las puertas su planta en Casilda, con la promesa de reabrirlas a partir de junio, como había manifestado a Ecos365 el presidente de la compañía, Carlos Lagrutta. Comenzado este mes, efectivamente el frigorífico volvió a operar con desafíos y objetivos diferentes a los que su fiel historia marca. 

“Estamos trabajando, pero no a ritmo completo como lo hacíamos antes de la prohibición”, reconoció a este medio el empresario que, al mismo tiempo, remarcó la necesidad de “reinventarse” en estos tiempos.

“Exportamos lo que nos dejan, es decir productos Hilton, contemplando cuatro cortes como corazón de cuadril, bife angosto y lomo, agregando también bife ancho”, explicó.

Lagrutta también confirmó que han decidido apostar por la hacienda de consumo, destinada al mercado interno. De todas maneras, advirtió: “Como no es nuestra especialidad, la actividad está mermada”.

Antes del cierre de exportaciones, Rafaela Alimentos exportaba más del 60% de su producción a China, destino apuntado por el gobierno que, paradójicamente, importa cortes provenientes de hacienda catalogada en la jerga como “vieja”, que en Argentina no se consumen.

“Es una lástima el daño que se genera pero estamos acostumbrados a situaciones de estas características y nos preparamos para enfrentarlas”, admitió Lagrutta.

En ese sentido, el esquema de trabajo en la planta de Casilda contempla una faena diaria inferior a la que se lleva a cabo en épocas “normales”, cuando habitualmente la cifra ronda las 600 cabezas. Ahora, según contó, abarca el 70% de ese volumen y el proceso puede realizarse, a veces, menos días a la semana. 

“El negocio ahora es malo”

Este mes, pensando en los salarios, la empresa seguramente se active la modalidad conocida como “Garantía horaria”. Se trata de una iniciativa establecida en el Convenio Colectivo de Trabajo, mediante el cual la empresa garantiza a cada operario un 70% del sueldo, que equivale a 140 horas mensuales. Cabe destacar que la planta cuenta más de 500 trabajadores.

“Normalmente cuando el negocio es malo como ahora se trabaja así y el convenio establece que al empleado, trabaje o no, hay que pagarle 70 horas por quincena; después la empresa decide quién se queda en su casa y quien asiste al trabajo, pero en nuestro caso están todos operativos", explicó.

Por último, el empresaro afirmó: “No tenemos con exactitud los números, pero habrá sin dudas una merma en el negocio porque el consumo no paga lo mismo que la exportación con lo cual tendremos pérdidas, pero sea cual sea el escenario seguiremos trabajando”.

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