Renova o las retenciones: ¿Quién tiene la culpa de que aceiteras argentinas sean las más ociosas del Mercosur?

Empresarios, consultores y analistas analizaron en el seminario virtual de Acsoja las perspectivas de la cadena sojera

     Comentarios
     Comentarios

La capacidad ociosa de la industria aceitera argentina alcanzará este año el 43%, según informó esta mañana los técnicos de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en el marco del seminario anual de Acsoja.

"Argentina tiene un menor número de plantas en relación a Brasil (45 a 85). No obstante, la capacidad instalada de argentina es mayor. Pero igual Brasil procesa 10 millones de toneladas más", señaló Bruno Ferrari, de la Bolsa de Comercio de Rosario, durante su disertación. 

Tener las máquinas trabajando al 60% ya es una costumbre para las fábricas, con todos los problemas financieros que eso supone al provocar costos fijos más altos a las procesadoras y precios menos competitivos para el agro. Pero la novedad que aportó la entidad bursátil rosarina es que en Brasil la capacidad ociosa es del 10% y la del Paraguay llega al 22%

¿Por qué esa diferencia? Según los técnicos de la Bolsa, ocurre que en los socios del Mercosur la producción de soja acompañó al crecimiento de la capacidad de crushing.

“La industria argentina fue invirtiendo pensando que aquí iba a pasar lo que pasó en Brasil”, había señalado en su discurso de apertura el presidente de Acsoja, Luis Zubizarreta. "Hace 10 años que estamos estancados en soja en Argentina. En ese período Brasil casi duplicó su producción y, en cambio, la Argentina la redujo", agregó el también directivo de Dreyfus.

La cadena no duda en culpar por el estancamiento de la producción de soja (este año será apenas superior a la del año pasado pero con la menor área sembrada en 15 años luego de 8 años seguidos de caída) a la alta presión fiscal, con las retenciones a la cabeza.

Pero puertas adentro de la industria también hay un debate si las propias fabricas no se pasaron de rosca al sumar capacidad de crushing.

Y precisamente, fue a principios de la década pasada cuando Renova (por entonces un joint venture 50 y 50 entre Glencore y Vicentín) empezó a levantar el mega complejo aceitero de Timbués que jugadores tradicionales del sector empezaron a fruncir el ceño. Es que la capacidad de procesamiento que se le proyectaba, unas 33 mil toneladas día, la convertía en por lejos en la más grande de la Argentina justo cuando había claros indicios de que la producción se estancaba.

Generalmente, la industria aceitera se anticipa con inversiones en aumento de capacidad de procesamiento a los saltos de la producción primaria. Eso genera una brecha inicial que luego se acomoda.

Ocurrió en los 90 y también en el proceso post salida de la convertibilidad, cuando entre 2002 y 2006 se sucedió una ola de instalaciones de nuevas  plantas (Cargill en Villa Gobernador Gálvez, Bunge en Ramallo y la ahora ex Noble en Timbúes, por ejemplo) y ampliaciones de gran importancia, como Molinos Agro en San Lorenzo.

Pero el estancamiento de la producción de los últimos 10 años complicó la reducción de esa brecha. Y por eso la inversión para levantar la nueva planta de Renova lució para el resto de los compradores exportadores como descolgada del resto en tiempo (inauguró en 2014) y forma (por su capacidad de producción). 

Si bien parte de la menor producción argentina se compensa con la importación de poroto de soja proveniente fundamentalmente de Paraguay, ese aporte no logra compensar el enorme déficit de oferta de soja presente en la Argentina.

No en vano cuando cayó Vicentín, en la industria siempre se prefirió la alternativa del desguace a la irrupción de un nuevo jugador a un mercado sobre-invertido.

"Argentina tiene el desafío de incrementar la utilización de su industria. Incluso, tiene margen para incrementar el tonelaje instalado teniendo en cuenta la demanda mundial", agregó Bruno.

Perspectivas 2022

Para el ciclo 2021/22 los técnicos de la Bolsa proyectaron –en condiciones climáticas normales– una producción argentina preliminar de soja de 49,0 millones de toneladas.

Con respecto a los precios, la analista Lorena D Angelo mostró en su disertación que los valores de la soja están 35% arriba del promedio de los últimos 5 años, si bien están 23% por debajo del pico histórico.

"Los valores internaciones muestran niveles históricamente altos, rondando los 320 dólares contra los 260 del año pasado, que permitiría tomar coberturas ante el riesgo de que bajen", sostuvo. "Todo indica que la demanda seguirá firme, sobre todo si en un año Niña falten precipitaciones. Pero no hay que olvidar que Brasil va sembrar más soja y el año pasado, aún con Niña, tuvo muy buena producción. Y es por eso que con, 16 millones de toneladas sin comercializar, es una buena oportunidad para tomar precios", resaltó .

Por su parte, Marcelo García, corredor de granos y directivo de Acsoja, coincidió con que "los precios internacionales son buenos, pero acá por las distorsiones que generan la presión fiscal a través de las retenciones y el desdoblamiento cambiario, el productor tiene acceso a un precio mucho menor de lo que se genera en el mercado mundial". Es por eso que el productor se ve obligado a estar más atento con la cobertura sobre todo cuando hay un potencial a la baja

Comentarios