Un negocio que ya no brilla: joyerías se reconvierten en talleres de reparación para sobrevivir

La crisis económica y la enorme inseguridad provocaron que sean muchos más los que acudan a vender antes que a comprar oro y alhajas. "Hoy la mano de obra es más importante que el producto", dicen

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Lo que solía ser un próspero rubro apuntado no sólo a sectores pudientes, sino también a parejas que simbolizaban su vínculo con alianzas o el regalo de joyas, hoy es un negocio de subsistencia. Caída en la cantidad de casamientos y en la entrega de presentes costosos, pero también fuerte crecimiento del delito y de las deudas derivadas de la pandemia llevaron a que desde hace tiempo los clientes que se acercan a las joyerías rosarinas lo hagan mayoritariamente con intenciones de desprenderse antes que de comprar oro o alhajas. Mientras algunos joyeros se la rebuscan haciendo reparaciones, otros se ven obligados a bajar persianas, en una crisis por goteo sin salidas a la vista.

“La situación está muy difícil, porque el comprador hace rato que desapareció, y el vendedor ya remató lo más costoso que tenía para sobrevivir”, manifestó Enrique, encargado de la Joyería Fénix. Añadió que este último actor ahora debe recurrir a cosas de menor de valor para intentar comerciar, en un contexto de caída del precio internacional del oro.

Aunque puse un cartel que dice que no compro, la gente toca timbre igual y me ofrece alguna cosa, generalmente de poco valor”, dijo Daniel Leonori

“Tal vez si el dólar hubiera seguido subiendo fuerte como ocurrió a principios de año, más gente se refugiaría en el oro por un lado, y el que estuviera necesitado de vender volvería por el otro, pero hoy el mercado está muy deprimido y no vemos que esto vaya a cambiar”, explicó a Ecos365 y agregó que en la actualidad se subsiste casi enteramente de las reparaciones. “La gente viene para que le arreglemos una cadena, un reloj o una pulsera, y en eso ahora nos especializamos. Por eso hoy la mano de obra vale mucho más que el producto”, indicó.

“Aunque puse un cartel que dice que no compro, la gente toca timbre igual y me ofrece alguna cosa”, dijo por su parte Daniel Leonori, joyero de Maipú al 900, y consideró que el escaso valor de la mayoría de lo que le acercan da muestra de la gran necesidad de muchos rosarinos de hacerse de efectivo. “La cosa empeoró mucho, son pocos los que pueden gastar en algo que no sea lo básico, y muchas a veces cuando les digo cuánto cuesta un trabajo salen corriendo”, sostuvo.

En su caso hace tiempo que dejó de atender el mostrador para la compra y venta, y se especializó en la reparación y ajustes que les piden de otras joyerías. “Achicar, agrandar, hacer una compostura en general, todo eso mantiene el taller, pero ya no es lo mismo de antes”, aseveró. Es que a la crisis económica se le suma la enorme inseguridad que reina en Rosario desde hace al menos una década, y que provocó que sean pocos los que se animen a llevar encima cosas valiosas en la calle.

La venta de bijou cayó entre 60% y 70% este año y si no le vanta, tendremos que cerrar", manifestaron desde Luxor

“En general tenemos más consultas de gente que quiere vender que de la que busca comprar, pero en este segundo caso, el oro amarillo sale muy poco y la mayoría busca oro blanco u otras cosas que llamen menos la atención y sean más económicas”, explicaron desde Joyería Perret, que se caracteriza por apuntar a un público más alto que otras. Al igual que en los casos anteriores, los principales ingresos llegan por el lado del service de joyería, relojería y costura, además de trabajos a pedido. “Mucha gente llega con piezas viejas o que heredó y por ahí pide que le hagas algo más chico que pueda usar”, expresó y añadió que eso fue clave para sobrevivir durante los últimos dos años.

Peor es la situación de Luxor, local ubicado en el Shopping Del Siglo. “Hace tiempo que dejamos de vender joyería y nos dedicamos a bijou que es más económico, pero este año las ventas cayeron entre un 60% y 70%”, manifestó Guillermo, al frente del comercio, y dejó en claro que si la cosa no cambia rápido, el final está cantado. “Los gastos están superando los ingresos y en cuestión de meses tendremos que cerrar si esto no se revierte”, cerró apesadumbrado.

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