María Laura y Claudio Perusini están emocionados. Hicieron el check-in junto a sus hijos para embarcar hacia Roma, camino a presenciar un momento único para el país desde la fe cristiana, cuando este domingo el papa Francisco oficie la ceremonia de canonización de la primera santa argentina, Mamá Antula, instancia en la que también participará  el presidente de Argentina Javier Milei.

Los Perusini coincidieron en que son “parte involuntaria de la historia argentina”, producto de aquel momento en que Claudio despertó, en 2017, luego de un coma que era irreversible, según el diagnóstico médico tras ser internado por un accidente cerebro vascular en el hospital Cullen de Santa Fe. 

Durante semanas los allegados habían rezado a esta beata jesuítica santiagueña María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, pidiendo el improbable milagro, que finalmente ocurrió.

Con el despertar de Claudio comenzó el camino de investigación de la Santa Sede con una comisión médica, que determinó el caso como un milagro atribuido a la "intercesión" de María Antonia. Un camino que en octubre pasado tuvo su momento cumbre cuando se confirmó que sería canonizada. Este domingo a las 5.30 (hora argentina) será la santificación: un acontecimiento histórico, que la pareja consideró “un mensaje de unidad para el país, que hay que leer más allá de las diferencias”.

Entre aquel check-in y el embarque, “literalmente por despegar” desde Ezeiza hacia Roma, María Laura brindó una entrevista a Rosario3.

—¿Cómo sienten este momento, y qué esperan vivir en el Vaticano junto al Papa argentino y el presidente Milei?

—Estamos sorprendidos y conmovidos por todo lo que significa. Nos cuesta poner en palabras todo esto porque las emociones son muchas. No esperábamos que la canonización saliera tan rápido.

Fue una verdadera sorpresa porque conocemos los milagros que los santos hicieron en la historia católica, y siempre fueron hace tiempo, sobre gente que ya está muerta. Nos atraviesa muy fuertemente pensar que fue por un milagro hecho sobre Claudio.

El hecho de rezar e invocar a los santos es el punto de partida y de llegada de un cristiano. Y que vos seas la causa de un milagro, es muy difícil de comprender con la inteligencia y la razón humanas. Hay que ser muy humildes, agradecer y aceptarlo.

—En unos días van a experimentar la canonización de la primera santa de la historia para el país, que será llevado a cabo por el Papa argentino, y donde participará también el presidente Javier Milei. ¿Cuál es su pensamiento sobre todas estas coincidencias?

—Ambos sentimos emoción y agradecimiento a Dios, pero también pensamos que es todo un mensaje para los argentinos, para que nos unamos por este país. Nos llenamos de discusiones mientras hay que trabajar juntos para levantar el país.

Entendemos que hay que aceptar que podemos pensar distinto y eso no significa que el otro es un enemigo. Es un signo que hay que leer: tanto que vaya el presidente como que el Papa lo reciba.

Los santos nos acercan a Dios a través de conocer la vida que ellos llevaron, para imitar el sentido de esa vida. Para qué estaban y qué hacían. Mamá Antula justamente buscó unir a los patriotas que se acercaron a la Santa Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires, y también era un ejemplo de unidad porque se vinculaban con ella mujeres criollas, mulatas y españolas.

Queremos que los argentinos aprovechemos a leer este momento histórico en clave de fe y de argentinidad.

Claudio conocía a Jorge Bergoglio en Córdoba de muy joven, cuando pensaba ser seminarista, y ustedes pudieron visitarlo en su función en el Vaticano hace unos años. ¿Piensan que en esta oportunidad van a dialogar en persona con el papa Francisco, así como con el presidente Milei?

—Sinceramente, no sabemos nada, porque desconocemos cómo va a ser el protocolo de la ceremonia. Ojalá que se dé el encuentro. Tenemos esperanza de que sí, pero otros deciden.

Si bien ya estuvimos en Roma estudiando y cerca del Papa, este viaje es totalmente distinto. Nunca presenciamos una canonización.

De hecho nunca un argentino lo debe haber presenciado, al ser nuestra primera santa. Cuando vuelvan nos van a tener que contar.

—Así es.

¿Cómo fueron avisados que se llevaría a cabo la canonización de Mamá Antula y que estaban invitados a ser parte de la ceremonia?

—Nos avisó nuestro amigo, el padre Ernesto Giovaldo, quien fue designado por Francisco como administrador apostólico de la diócesis de Mar del Plata.

Apenas nos avisó el padre Giovaldo, nos abrazamos y nos pusimos a llorar porque no lo podíamos creer. No lo esperábamos en este tiempo tan inmediato. Somos unos bendecidos por poder presenciar este hecho en vida.

Fue justamente el padre Giovaldo quien en 2017 les dijo a vos y tus allegados que rezaran a Mamá Antula por un milagro.

—Sí. Porque su camino religioso lo llevó a trabajar en la Santa Casa de Antula en Buenos Aires, donde se fue interiorizando sobre ella, quien estaba muy ligada a los jesuitas. Cuando lees la vida de ella te sorprendés, si ubicas el contexto de aquel tiempo en que ella vivió y las cosas que logró (ver apartado).

Cuando Claudio estaba en coma, Giovaldo vino a verme y me preguntó si conocía a esta beata. Yo le dije que no la había escuchado nombrar, pero le empezamos a rezar todos. Así comenzó el camino al milagro.

El aprendizaje de Claudio y la tortilla del Papa

El propio Claudio Perusini en octubre pasado compartió lo que había aprendido en torno al milagro de su salud, en una entrevista que brindó a Punto Medio (Radio2), cuando se supo que Mamá Antula iba a ser canonizada: "Uno no es protagonista. Yo no hice nada, soy un pecador cualquiera. Estamos en manos de Dios: hay que tener paciencia y no pasa por creer o no".

En este sentido, destacó que "en el andar hay que bajar un cambio y disfrutar más. Yo aprendí. Todas las noches agradezco, resuelvo los conflictos y me despido. Si me despierto agradezco un día más. Porque no sabemos cuándo nos vamos a ir. No sirve acumular, solo estar en paz con uno mismo y con todos los de alrededor".

También, relató sobre su vínculo de antaño con el entonces cura Jorge Bergoglio, hoy Papa que canonizará a la beata que consideró obradora del milagro de devolverle la salud a él: "Conocí al Papa a los 17 años en un viaje a Córdoba junto a cinco profesores para una ordenación. Al terminar, Bergoglio nos invitó a la residencia de la Universidad Católica, adonde nos cocinó una tortilla enorme con 30 huevos y cebollas. La dividió en seis y nos sirvió a cada uno, y desde entonces tuve una amistad con él. Ya en 2014, el papa Francisco nos dio a mi señora y a mí una audiencia en el Vaticano. Le llevé dulce de leche, alfajores santafesinos, dibujos de mis hijos, y cerveza artesanal que hago yo. Repartió todo, y la cerveza se la quedó".

Un repaso sobre la historia de la próxima primera santa argentina

María Antonia de Paz y Figueroa nació en 1730 en Santiago del Estero, donde estudió el camino religioso del cristianismo jesuita, conocida como Mamá Antula.

En 1767 los jesuitas fueron expulsados del país por el rey Carlos III de España, y al observar el vacío social y espiritual que dejó el destierro de esta congregación, Mamá Antula caminó miles de kilómetros desde Santiago hasta Buenos Aires a través de varias provincias, y al llegar comenzó a construir la Santa Casa de Ejercicios Espirituales (hoy Museo de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales Sor María Antonia de la Paz y Figueroa) para desde allí continuar el trabajo de los jesuitas.

Según registra la historia, la mujer en vida realizaba milagros: multiplicaba la comida, aparecía en dos lugares al mismo tiempo y tenía dones de curación. Cuando tenía enfermedades y quemaduras, se sanaba a sí misma de manera milagrosa. Murió en 1799, a los 69 años.

Un siglo después, sucedió el primer milagro del que se tuvo registro: en 1905 la religiosa Rosa Vanina, del instituto de las Hijas del Divino Salvador, recuperó su salud aun con un pronóstico desalentador. El milagro fue atribuido a Mamá Antula.

En 2010, Benedicto XVI dio el primer paso hacia la beatificación de esta mujer santiagueña, al considerarla "venerable" tras reconocer que "practicó las virtudes cristianas en grado heróico".

Finalmente, en 2016 Francisco aprobó el hecho milagroso, y luego se celebró la ceremonia de beatificación en Santiago del Estero.

El milagro que la eleva a Santa este domingo, y la lleva a hacer historia al convertirse en la primera canonizada argentina, fue el de Claudio Perusini, internado en estado de coma en la ciudad de Santa Fe, quien sin explicación médica, varias semanas después, se despertó y comenzó su mejoría.

“A mi familia le dijeron que yo tenía 24 horas. Que se prepararan para lo peor. Y si seguía viviendo, quedaba en estado vegetativo, sin ver, sin escuchar: una planta”, recordó el docente jubilado en aquella entrevista con Punto Medio en octubre pasado.