El Parque Eólico Chubut Norte I, ubicado en la ciudad de Puerto Madryn, provee de energía limpia a 330 mil hogares y es considerado como el más grande del país. Ahora se conoció que el intendente de esa localidad patagónica busca que se apruebe en abril una ordenanza para cobrarles impuestos municipales a los parques eólicos de la zona. 

En aquel entonces, la normativa (Ordenanza nº11.349) provocó un duro rechazo de la Cámara Argentina de energías Renovables (CADER), desde donde manifestaron que la “tasa de servicio a las energías renovables" implica un tributo “gravoso” y “arbitrario” para el desarrollo de la actividad.

En noviembre del año pasado, una ampliación del ejido urbano de Puerto Madryn hizo que los proyectos eólicos quedaran bajo el alcance municipal. Y si bien las energías renovables están exentas de algunos impuestos, el Concejo madrynense resolvió aplicar una "tasa por habilitación, inspección, seguridad e higiene y control ambiental” por los metros cuadrados de uso. 

Se trata de un tributo que se le suele aplicar a toda empresa, y a pesar de las críticas del sector, el municipio a cargo del intendente Gustavo Sastre dio un paso adelante esta semana y estableció una modificación tarifaria en aquella tasa.

Sastre planteó que los parques eólicos en marcha no generan mucho empleo ni regalías para la provincia

Ahora, en vez de pagar una suma por los metros cuadrados, los parques eólicos deberán abonar en función de lo que producen. Para la comuna, la medida implicará un salto en la recaudación por la misma "tasa de inspección. Según consignó el diario El Chubut, se pagará un monto diez veces mayor al previsto.

Según la Cámara Eólica Argentina, este nuevo régimen de tasas representa alrededor de un 4,5% de la facturación de los emprendimientos de energía limpia.

En la actualidad, los molinos están produciendo alrededor de 1400 kw mensuales. Las autoridades locales apuntan a que lo que se cobra por la tasa representa unos 84 kw. Es decir, si una empresa abonaba anualmente $800.000 en tasas municipales, ahora abonarán unos $10 millones, según señalaron desde la intendencia de Puerto Madryn.

Al conocerse la ordenanza de abril, la comuna patagónica defendió el tributo con un texto, presentando como argumento que el “aprovechamiento de la energía del viento por el ser humano coincide con el desarrollo de las primeras civilizaciones”.

Es clara la tensión que esto genera entre el gobierno de esa provincia y el sector, y en ese sentido desde Cader solicitaron meses atrás que el "municipio de Puerto Madryn y la Provincia de Chubut desistan de este avance sobre la generación eléctrica a partir de fuentes renovables", acusando a la medida como "ilegal".

“La ilegalidad manifiesta de la iniciativa de Puerto Madryn radica en que se traduce en una enorme carga para los proyectos renovables, obstruyendo gravemente la continuidad de los proyectos construidos, en construcción y en desarrollo, vía por la cual se comprueba su arbitrariedad y se demuestra el desconocimiento de derechos constitucionales", apuntaba el comunicado.

Desde el sector reclaman que la energía que se produce luego se transporta a las grandes urbes del país 

Los parques eólicos ya generaron polémica en 2019, cuando en medio de una audiencia pública en la que se debatía sobre el tema, el intendente de Madryn planteó que los parques eólicos en marcha no generan mucho empleo ni regalías para la provincia. 

“Mientras se construyen generan trabajo pero luego las maneja una computadora y poco aporta, además no nos dejan energía”, expresó el intendente que también aseguró: “Celebramos los parques que se ejecutan pero queremos que nos dejen al menos energía o la posibilidad de garantizar la provisión de un servicio tan importante”.

En la misma audiencia también habló el secretario general del Sindicato Regional de Luz y Fuerza, Héctor González, quien manifestó su enojo por el hecho de que la energía que es generada en la Patagonia luego se transporta hacia las principales urbes del país. 

“Nos toman de estúpidos, tenemos que darle de comer a la gallina, pone los huevos, lo pagamos y se lo llevan y lo comen otros a los huevos. Generamos esto, se lo llevan para ser usado por otros y lo pagamos nosotros”, planteó González considerando que "son decisiones que se toman detrás de un escritorio en Buenos Aires".