Diana Armstrong, de Minnesota, Estados Unidos, se cortó las uñas por última vez en 1997, prometió no volver a cortarse las uñas después de que su hija Latisha, de 16 años, falleciera trágicamente mientras dormía debido a un ataque de asma. Su hija fue la última persona en arreglarle las uñas que ahora miden 1.306,58 cm.

Sus otros hijos trataron de persuadirla para que arreglara sus uñas pero una vez que entendieron el significado, la dejaron. Ella contó que no le es difícil hacer una vida normal:  "Me subo el cierre de los pantalones o la chaqueta. Puedo abrir una lata de refresco, pero necesito un cuchillo y en los baños públicos, necesito usar el cubículo más grande; mis uñas suelen ser más largas que los cubículos de tamaño normal".

Añadió: "Cada uña tarda unas 10 horas en limarse y pulirse. Para limarlas, necesito usar una herramienta de carpintería Dremel. Me las arreglo cada cuatro o cinco años y consumo entre 15 y 20 botellas de esmalte. Los pinté la semana pasada y tardé cuatro días. "Si tengo que recoger dinero del suelo, puedo recoger billetes. Pero si dejo caer el cambio en el piso, eso se quedará ahí abajo", agregó.

Después de que el equipo de Guinness World Records la reconoció oficialmente a principios de este año, Diana inicialmente pensó que era una especie de broma, pero ahora está orgullosa de su galardón y cree que Latisha también lo estaría.