Argentina manifestó este domingo su "solidaridad" con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, luego de que seguidores del exmandatario Jair Bolsonaro invadiesen el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo, la Corte Suprema y el Congreso, en unos hechos calificados por el Gobierno argentino como "golpistas".

"Quiero expresar mi repudio a lo que está sucediendo en Brasilia. Mi incondicional apoyo y el del pueblo argentino a Lula Da Silva frente a este intento de golpe de Estado que está enfrentando", escribió en Twitter el presidente Alberto Fernández.

Y agregó: "Quienes intentan desoír la voluntad de las mayorías atentan contra la democracia y merecen no solo la sanción legal que corresponda, sino también el rechazo absoluto de la comunidad internacional. La democracia es el único sistema político que garantiza libertades y nos obliga a respetar el veredicto popular".

"Como presidente de la Celac y del Mercosur, pongo en alerta a los países miembros para que nos unamos en esta inaceptable reacción antidemocrática que intenta imponerse en Brasil", añadió Fernández.

Por su parte, el canciller argentino, Santiago Cafiero, escribió en un mensaje publicado en la misma red social: "Frente a las acciones golpistas de la derecha en Brasil, manifestamos nuestra solidaridad con @LulaOficial y alzamos la voz en defensa de la democracia brasileña".

Cientos de seguidores de Bolsonaro irrumpieron este domingo en el Congreso Nacional, ocupando posteriormente los edificios del Ejecutivo y de la Corte Suprema.

Lula, quien está de visita en el interior del estado de Sao Paulo, no se encontraba este domingo en Brasilia.

Patrullas de la Policía Legislativa, que vela por la seguridad en el Congreso, fueron atacadas y las barreras que acordonaban las sedes de los tres poderes fueron destruidas por los manifestantes.

Los actos antidemocráticos piden la intervención militar de las Fuerzas Armadas para derrocar a Lula, quien asumió la Presidencia hace una semana, el 1 de enero.

Los bolsonaristas radicales no reconocen la victoria en las urnas de Lula, quien en la segunda vuelta del 30 de octubre ganó con el 50,9 % de los votos válidos frente al 49,1 % de Bolsonaro.