La bajante del río Paraná marcó buena parte del año y desde que comenzó el mes de noviembre se agravó en Rosario. Bajó de casi un metro de altura a 0,35.

Ese repliegue del agua sobre las costas genera situaciones inéditas. Desde pasto y arbustos que crecen en la orilla húmeda hasta veleros que quedan flotando en el aire en las caletas de los clubes de la zona norte, como registró este sábado la periodista Jorgelina Hiba.

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Según la Estación Hidrometeorológica de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), el río medía 0,98 el 1° de noviembre y desde entonces no paró de ceder su caudal. Este sábado llegó a 35 centímetros y la tendencia es a la baja.

El Paraná en la ciudad llegó a marcar 0,08 en mayo pasado y no supera el metro y medio desde el 2 de abril.

El fenómeno también se refleja en la costa de las islas, donde se nota la diferencia del nivel de agua con los muelles, o en los arroyos internos y el mismo Paraná viejo.