Un conductor que manejaba alcoholizado se incrustó con su auto en un kiosco ubicado en el barrio porteño de Almagro, en una secuencia que quedó registrada por una cámara de seguridad y no dejó heridos de milagro. Tras el test de alcoholemia, se constató que quien conducía tenía 2,2 grammos de alcohol en sangre.

Las imágenes de las cámaras del local son impactantes, ya que se puede ver cómo un joven que se encontraba frente al comercio esperando ser atendido apenas llegó a hacerse a un lado cuando vio que el vehículo se acercaba a alta velocidad justo en su dirección.

El episodio ocurrió alrededor de las 2:30 de este viernes en un comercio situado en la esquina de la calle Castro Barros y la avenida Belgrano.

El vehículo ingresó al comercio, rompiendo por completo el frente y arrasando con todo lo que había a su paso. El empleado que se encontraba atendiendo, en tanto, solo sufrió heridas leves al quedar atrapado detrás del mostrador.

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Según contaron testigos, el conductor se quedó completamente dormido al volante. No atinó a frenar en ningún momento y se bajó del vehículo "recién dos o tres minutos después" del impacto.

El automovilista de 41 años, que también resultó ileso, fue sometido al test de alcoholemia que arrojó un resultado de 2,20 gramos de alcohol por litro en sangre, más de cuatro veces el límite legal para un conductor particular, que es 0,50 gr/l.

La Unidad de Flagrancia Oeste de la Fiscalía General de Ciudad, a cargo de Inés González, ordenó el secuestro del auto y de la licencia de conducir del imputado a partir del resultado del test de alcoholemia.