Semanas atrás, se conoció que Antonio Gasalla fue víctima de una estafa millonaria, en la que le robaron documentos, parte del mobiliario y otros objetos de valor de uno de sus departamentos. Buscado y consultado por un cronista sobre el tema el artista sorprendió con su exabrupto.

Gasalla vive en la planta baja de un lujoso departamento ubicado en Recoleta, con un amplio jardín y también es propietario de la unidad superior del edifico, donde guarda piezas muy valiosas y que recientemente había puesto en venta. “Cuando tomamos contacto con la inmobiliaria por un interesado, descubrimos que estaba abierto un placard y que faltan dos escrituras, una de la planta baja y otra de la que está en venta”, había señalado su abogado Miguel Ángel Pierri en diálogo con LAM (América), donde aseguró que también faltaban muebles y adornos de un valor incalculable.

Además, el abogado contó que una vecina había visto cómo bajaban cosas del piso de Antonio y se las llevaban en el camión de una mudadora. “Pareciera que a través de algún artilugio alguien retiró una cantidad importante de esos muebles, y que por todos los muebles le pagaron 120 mil pesos”, denunció Pierri. Y para dar una muestra de lo irrisorio de la cifra, graficó: “Con eso no paga el pie de una silla del baño”.

En la edición del viernes de A la tarde (América) abordaron el tema y Tucho, el movilero del programa, se acercó al edificio en cuestión para tener la palabra del protagonista. Aguardó en la calle a que saliera de un comercio y le hizo la primera pregunta. “Antonio, ¿te puedo robar un segundo? ¿Cómo estás? ¿cómo te sentís?”, lo consultó el periodista. “Estoy bárbaro”, respondió Gasalla, mirando seriamente a cámara, mientras cruzaban la calle.

A continuación, el movilero fue por el tema que concitaba la actualidad. “¿Miguel Ángel (Pierri) encontró las tres escrituras que habrían estado perdidas o que habrían desaparecido? ¿Estás al tanto de eso?”, preguntó, pero el actor desvió el tema, apelando a una ironía. “¡Ay, mirá los nenitos! ¡Qué lindos!”, contestó apurando el paso hasta llegar a la puerta del edificio.

Allí se produjo el exabrupto contra el notero. “Nada más queríamos saber cómo te sentías, cómo estás. ¿Vendieron la casa? ¿Por qué sacaron el cartel de venta?”, preguntó Tucho y el semblante del capocómico cambió por completo. “Vayansé a la c... de tu madre”, respondió mientras abría la puerta e ingresaba al edificio. Y para que no quedaran dudas de su enojo, lo repitió mientras cerraba la puerta y quedaba en el interior del pasillo.