Este viernes a las 21, en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza) la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario cierra su Ciclo Internacional 2019 con un concierto de contenido social y político dedicado a obras de Maurice Ravel y del rosarino Federico Miyara.

Bajo la batuta de su director titular, David del Pino Klinge se interpretarán La Valse, La Tumba de Couperine y Rapsodia Española, del compositor francés.

Y en carácter de estreno, Sinfonietta de los Mártires, de Miyara, una obra que refiere a “la intervención de diversas fuerzas represivas del Estado en democracia”.

Para el maestro David del Pino Klinge volver a dirigir La Valse es singular: además de ser una de sus preferidas, fue la segunda obra que dirigió al frente de la Sinfónica rosarina en 2008.

“Llevo enzarzada esta obra en mi corazón hace cuarenta años. De Ravel es la que más siento, porque creo entender muy bien las imágenes que produce en la imaginación y el corazón del oyente: imágenes de inquietante belleza, de oscuridad y misterio, de tribulación del ser humano, y de indisimulada violencia. Es un vals que no se puede bailar: y cuando parece que sí se podrá, aparecen las sombras del Apocalipsis”, apuntó el director.

La Valse resultó de las intenciones de Ravel de escribir una obra dedicada a la apoteosis del vals en Europa. Pero la tragedia de la Primera Guerra Mundial cambió radicalmente su perspectiva y la pieza acabó encarnando la imagen de un mundo en caída, siempre amenazado por la barbarie.

Es un retrato de la decadencia de la sociedad imperial que gobernaba Europa antes de la Primera Guerra: ¡qué mejor que la ironía de un vals para describir una sociedad de la belle epoque, la debacle, la decadencia de esas monarquías”, señaló el maestro.

Prensa Orquesta Sinfónica de Rosario

Para Del Pino Klinge hay además una conexión entre La Tumba de Couperine y La Valse. Ambas fueron gestadas antes y durante la gran conflagración bélica, y la primera de ellas no sólo es un reconocimiento al gran compositor del barroco francés Francoise Couperine, sino una evocación de Ravel a cada uno de sus amigos fallecidos en la guerra.

El último “episodio Ravel” de la Sinfónica este viernes incluye Rapsodia Española: “La melancolía de La Tumba de Couperine y la violencia dolorosa de La Valse tienen su alivio en la luminosidad impresionista de esta obra. No hay ningún compositor en el mundo, además de los grandes de España, que haya escrito música sinfónica española de manera tan auténtica como Ravel”, sentenció Del Pino Klinge.

Mártires contemporáneos

En tanto, Sinfonietta de los Mártires, la obra de Miyara, es un homenaje a tres personas fallecidas “como resultado de la intervención de diversas fuerzas represivas del Estado en democracia”, según señaló el compositor rosarino.

Los dos movimientos de la pieza refieren a ello explícitamente: el primero se denomina “Clamor de Pocho Lepratti y Santiago Maldonado”.

Y el segundo, “Introspección de María de los Ángeles Paris” (en alusión a la docente muerta luego de torturada en una comisaría de Rosario en 2017).

La obra está enmarcada en un lenguaje moderadamente contemporáneo. Debido al tema que elegí, homenajear a tres mártires contemporáneos argentinos (el imaginario popular piensa en los mártires como algo de un pasado remoto), no quise utilizar un lenguaje exclusivo para especialistas, sino uno que pudiera llegar fácilmente al público que normalmente asiste a los conciertos de la Sinfónica”, detalló Miyara.

Al ser consultado sobre cómo conectan sus influencias musicales con las intenciones dramáticas en la citada composición, el músico nacido en Rosario en 1958 apuntó que “estas vertientes estilísticas se infiltran en mi música, pero no necesariamente la definen".

Y continuó: "Las intenciones dramáticas están determinadas por elementos relativamente convencionales. La obra es dramática en su totalidad, por más que haya destellos de luz de tanto en tanto, que son rápidamente apagados por ominosas presencias. Esto es y debía ser así por la gravedad de los hechos que conmemora".

“Dos de los personajes homenajeados son rosarinos (Lepratti y Paris) –continúa– pero en realidad, hace más de 40 años que graves acontecimientos locales, nacionales e incluso universales me han llevado a la necesidad de escribir obras alusivas. Puede ser el crimen de una nena por venganza, la guerra de Malvinas, la explosión de una planta química en la India que mata a miles de personas o cualquier otro evento que me afecte profundamente”.

Para Miyara, el hecho de que hoy la Sinfónica de su ciudad interprete una obra suya es “un punto culminante” en su carrera como compositor: “Es el sueño del pibe que como pibe ni soñé”.