La vida de un padre abrumado (Sudamericana) es una antología de viñetas que ilustran la vida cotidiana de Cata, Fran y su papá. Y lo de cotidiano, es literal. El autor de los trazos es el ilustrador Iñaki Echeverría –el padre en cuestión– que trabaja en casa mientras asiste como testigo y partícipe al crecimiento de sus hijas.

Así, en el mismo espacio conviven el amor, el humor, los berrinches, la computadora, los lápices y muchos pañales. Un poco de todo eso es lo que compila el título que reúne las tiras homónimas que el humorista gráfico publica semanalmente en Página /12.

“En cualquier narración, más allá de que sea novela o humor, cuando encontrás la voz, entendés por dónde va el tema"

Según contó el autor a Rosario3.com, el libro recién apareció como posibilidad cuando se asumió como protagonista de la(s) historia(s) –y no sus hijas, como había pensado en un principio– y que la paternidad no se agotaba en una anécdota puntual.

“Hay una cosa en cualquier narración, más allá de que sea novela o humor: cuando encontrás la voz, entendés por dónde va el tema (...) Y es qué me pasaba a mí ante todo eso, por eso estoy solo en algunos dibujos. Y de hecho en ninguna parte del libro aparece la madre”, explicó Iñaki que –entre risas– aclaró que vive con su mujer y que la intención fue "no agrandar más el campo".

“Es algo de la rutina diaria que me sale natural. De hecho, nunca me senté a pensar bien de qué manera dibujarlo. Y me parece que es sincero porque es lo más natural que me sale. Con otras cosas necesito pensarlo: cómo se cuenta esto, de qué modo; de la misma manera que un escritor tiene en la cabeza cómo baja (una narración): en primera persona, en segunda (…) Es el boceto diario y colorido de la vida diaria”, abundó.

En el marco de la entrevista, Echeverría asumió que "absolutamente" se trata de un registro catártico y que esa situación de «padre que trabaja en casa» le hizo replantearse varios saberes adquiridos. "Venimos de una cultura machista, entonces, este nuevo rol que tenemos los padres, me encanta (…) Cuando éramos chicos, era el hombre el que salía a trabajar y era la madre la que se quedaba. Y ante todo este nuevo cambio, hay un replanteo de nosotros de la figura paterna”, dijo.

"No me interesaba ponerme a mí en el lugar de una nena y hacer chistes con eso"

Si bien el autor reconoce que en estas tiras domésticas hay cierta captura de lo propio, plantea una distancia cuando se le pregunta por una "autobiografía gráfica": “Son pequeñas instantáneas de situaciones (…) No me interesaba ponerme a mí en el lugar de una nena y hacer chistes con eso. Me parece interesante ir respetando sus etapas”.

En su currículum como ilustrador, Echeverría cuenta con trabajos disímiles: las novelas gráficas Beya (de Gabriela Cabezón Cámara) y Muffins, y las historietas de Negro el 10 (co. Santiago Maisonnave).

Beya tiene un lenguaje, un ritmo, un tema oscuro (…) Más que meterme en un estilo de dibujo, lo que más me interesa es meterme en la diferentes narraciones, en cómo creo yo que se cuentan (…) Qué  me provoca a mí".

La entrevista

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