En estas vacaciones de invierno, Los Raviolis trae a Rosario su Gran Gira Raviolera que contempla presentaciones en Plataforma Lavardén, Mendoza y Sarmiento, y los espacios del Tríptico de la Infancia.

En el escenario, esta “banda para padres e hijos” organizada para un acto escolar hace “catarsis” sobre el “enorme trabajo” que implica a crianza. En sus canciones, el rock, el jazz y punk conviven con la cumbia y el humor.

El primero de los shows es este jueves a las 15, como parte de la programación de Plataforma de las Maravillas del espacio cultural provincial y con entrada gratuita.

El tour “raviolero” continúa este viernes, en La Isla de los Inventos, Corrientes y el río; el sábado, en La Granja de la Infancia Pte. Perón 8000; y el domingo, en el Jardín de los Niños, Parque de la Independencia. Los shows son siempre a las 16.

Los Raviolis está integrada por Gabriel Wisznia, en voz y guitarra; Valeria Donati, en voz; Bruno Delucchi, en teclados y coros; Juan Pablo Esmok Lew, en guitarras y coros; Esteban Ruiz Barrea, en bajo y coros; y Martín Cicala, en batería y coros.

Antes de la seguidilla de presentaciones en la ciudad, respondieron las preguntas de Rosario3.com.

—¿Quiénes son Los Raviolis?
—Somos un grupo de padres que hacemos catarsis sobre el enorme trabajo que conlleva la crianza responsable de nuestros hijos. Se lo cantamos a ellos y a nuestros pares que vienen a vernos y lo hacemos a través de canciones: somos una banda de rock; y también de jazz; hacemos cumbia; y también punk rock. Somos un sofisticado ensamble con arreglos de gran complejidad, y a la vez queremos ser una orquesta de pueblo, invitando a todos a bailar y cantar.

—¿Cómo surgió el grupo? 
—La banda surge medio de casualidad, cuando la directora del jardín Margarita Ravioli (de ahí el nombre) nos pide a un grupo de padres cantar unas canciones para homenajear a las maestras jardineras. Algo pasó ese día que la cosa fluyó entre nosotros, con los chicos y con los padres; hubo una magia especial y los cuatro (en ese entonces éramos cuatro, después se sumaron Cicala y Donati) vimos claramente que la cosa era muy poderosa…

—Se presentan como una banda de rock para padres e hijos. ¿Có­mo explican eso? 
—Somos padres que les cantamos a los padres los temas que nos pasan a los padres, y como en la naturaleza de esa ecuación se encuentran los hijos, entonces estamos todos dentro de un mismo plan. La intersección de los intereses entre ambos universos es nuestra línea de trabajo, ahi es donde se juega lo que realmente integra a la familia al show.
 
—A la hora de las let­ras, ¿escriben para que madres y padres lleven a sus hijas/os o al revés?
—La asimetría es lo que nos distingue como banda o espectáculo infantil, es decir, somos adultos que cantamos sobre el universo de los chicos y los grandes, y entonces pensamos como grandes y eso es atractivo para el adulto porque no se siente subestimado. Tenemos una canción se llama “¿Por qué no te mandé al turno tarde?” pero por ahi otro artista prefiere ponerle “qué noni noni!”, a nosotros eso no nos copa. No somos eso, no hablamos así, no les hablamos así a nuestros hijos, ni a nuestras parejas ni al verdulero de la esquina.

 
—Las infancias se viven diferente según el caso: edade­s, acceso al capi­tal simbólico, econó­mico, tecnológico. Con todo eso, qué es lo más complejo de cantar para padres e hijo­s, ¿evitar al aburri­miento de los chicos? 
—Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para sostener la atención de ambas franjas etarias (niños y adultos): te canto una canción graciosa, te hago saltar y jugar, te toco un tema re power, te cuento un chiste, me peleo con los chicos y con los músicos, apagamos la luces y jugamos con los celulares, todo. Se hace todo para que la cosa funcione. En la vida y en la vida de nuestros hijos, está difícil. Creemos que pasar un rato por día (20 minutos, una hora, lo que se pueda) de calidad con los chicos es el escudo que los va a proteger de todo lo que pasa alrededor. es imposible frenar la avalancha de estímulos (para todos, para ellos y para nosotros), pero ese rato de calidad y calidez se guarda en el cuerpo y se puede ir a buscar cuando haga falta.

—¿Cómo es el espectác­ulo que traen a Rosa­rio?
—Relajado, divertido y potente. Amamos Rosario y su entorno de calidad para chicos, la Chiqui González es una referente en materia educativa, de crianza y cultural muy importante para nosotros.
Traemos un espectáculo que justamente propone ese espacio, ese rato en donde si estás con tu familia, vas a poder engrosar ese escudo hecho de momentos juntos de calidad para seguir adelante en este mundo alienado.