Maite Lanata posó para la tapa de la revista Caras y se armó polémica. ¿Por qué? Porque en la captura –con vestido strapless y brazo en alto– se ve una de sus axilas. ¿Y entonces? Que Maite no se depila el sobaco.

Acto seguido, sobrevino la polémica por lo “antiestético” y “antihigiénico” del vello en las axilas para las mujeres.

maite lanata


“Los pelos en las axilas los empecé a tener desde el principio de la novela, quizás hubiese estado bueno ir desarrollando el proceso. Pero como desde el principio era un personaje que no se sentía cómodo en el mundo femenino, se hizo así”, explicó la actriz que compone en la ficción a Juani, el chico trans de la tira Cien días para enamorarse, en diálogo con el portal Ciudad.com.

“Juani siempre tuvo la duda sobre su identidad de género. Y respecto a los cambios físicos, no sabemos si Juani tendrá barba o empezará un tratamiento con testosterona. Tampoco quiero spoilear”, había deslizado la actriz en la misma entrevista.

Más allá de si se trata de una demanda para la ficción, en la vida real, las personas –salvo alguna patología o decisión personal que lo impida– tenemos vellos en el cuerpo.

Pero en el cuerpo femenino, la presencia de pelos en determinadas zonas se explica culturalmente como una suerte de castigo. A ver, el vello es natural, la mirada sobre él, no.

La portada de Maite en Caras discute esa normalidad impuesta que señala a los pelos del pubis, las axilas, los brazos, la cara y casi todo el cuerpo femenino como algo “antiestético” o “antihigiénico”.

Una segunda lectura merecería el vestido, la producción fotográfica en el interior de la revista y el hecho de que Maite “responde” a cierto estereotipo de belleza esperado para una actriz –“blanca y heterosexual”–.

Acá sí la polémica (que no atrasa) está abierta.