Es la historia de un amor. O un fanatismo extremo. Depende quién lo mire la crónica de hoy pone en escena a cientos de chicos y chicas que desde el viernes pasado, y bajo lluvia, esperan en pleno centro, tener la oportunidad de que los ahora famosísimos CNCO les firme un disco este martes. Algunos montaron carpas y otros trajeron sillones o reposeras y pasan el tiempo cantando las canciones de la banda y bailando. Temen ser desalojados aunque ya advirtieron que nadie los sacará de allí.

De acuerdo a lo que informaron desde Radiópolis (Radio 2), fanáticos de la banda CNCO pasarán su última noche a la intemperie, en las inmediaciones de la disquería ubicada en San Martín y Rioja. La cola de adolescentes y jóvenes –muchos acompañados por sus mamás– se extendía esta mañana por calle Rioja, doblaba por Maipú y llegaba a la mitad de la cuadra. Todos esperan ser una de las 500 personas que podrán acceder esta noche a una pulsera y así poder ingresar mañana a la mañana al local y cumplir el gran sueño de sus jóvenes vidas: ver a los músicos y llevarse sus firmas.

El periodista Ariel Borderi confirmó que muchos de los fans permanecen allí desde el viernes pasado. Es decir, hace 4 noches que no duermen en sus camas y en cambio, atraviesan el sueño con agua, fresco y humedad. Todo por amor. Una de ellas es Valentina que tiene 14 años. Cuenta que su mamá llegó primero el viernes pasado a las 11 y luego arribó ella a las 14. Trajo comida de casa y hasta un sillón para descansar el domingo: “Nos cagamos de frío, sólo teníamos una sábana”, dijo entre risas. “Todo sea por ellos”, sostuvo.

Su mamá usó palabras parecidas, curiosamente: “Una hace cualquier cosa por un hijo”, deslizó y contó que pasó el resto de las noches para guardarle el lugar a la “nena”. Así, se dividió entre su trabajo y la “dulce espera” en el microcentro. “La noche es llevadera, hablamos, las chicas cantan y hacen coreos”, sostuvo acerca de cómo pasa las horas ahí. “Falta una sola noche. La más larga”, suspiró.

Valentina, por su parte, aprovechó para quejarse del control municipal: “Ojalá no nos rajen. Dicen que estamos en un lugar público, que no podemos estar aca”, manifestó en relación a la Guardia Urbana Municipal (GUM). “Nos van a tener que sacar a patadas”, advirtió y señaló a “los que venden en la peatonal y nadie les dice nada”. “Es una cosa de locos”, confió.