La llegada de Paul McCartney a Argentina se vio convulsionada por la falta de un piano que el eterno Beattle había pedido especialmente para su suite.

Personal del hotel del barrio porteño de Recoleta donde se hospeda tuvo una desatención con el representante del artista y nadie se ocupó del pedido especial para que haya un piano acústico instalado en su habitación.

Llegó Paul para tocar el sábado en el Campo Argentino de Polo pero el piano en su cuarto no estaba. El productor amenazó con una severa multa a la empresa que trae al ídolo a Buenos Aires, ya que se incumplía una de las cláusulas más importantes del contrato.

Al ver que el representante no aceptaba el piano de cola del hotel, llegaron a pedirle un piano a Alejandro Lerner, quien les ofreció uno eléctrico, de última generación, pero fue rechazado. "Un piano acústico o nada", dijo Barry Marshall, encargado de la estadía del popular músico inglés.

Finalmente pudieron alquilar un piano en una sala de ensayo de Palermo y el conflicto fue solucionado tras varias horas de misterio producto de la desinteligencia entre los organizadores de su estadía y los encargados del hotel.