Más allá de la derrota con Sarmiento queda un saldo positivo: peor no se va a jugar. Quedó evidenciado que no se puede continuar por este camino. Con esa idea, el conductor lo lleva a fracasar en todos los aspectos. El equipo de Junín expuso lo que estaba pasando en el vestuario rojinegro. Fin de un ciclo

Las expulsiones de Lema y Fernández dejan la impresión de que fue un mensaje para el director técnico. Este sistema y este método de trabajo no solo no dan resultado sino que no le agrada a los jugadores. Burgos terminó el partido con todos los pibes de las inferiores "sacrificándolos" y exponiendo a los de experiencia como responsables del momento.

La comisión directiva tendrá que hacer un análisis de la situación, un replanteo y mirar puertas adentro qué cambios lleva a cabo, más allá de la renuncia inminente de Sebastián Peratta, que no estuvo capacitado para el cargo de manager y que solo desembarcó en el club por una deuda que mantenían con él.

Todo lo que se hizo hasta ahora desde lo dirigencial fue pensando en las elecciones, desde postergar el encuentro con Sarmiento, sabiendo que una eliminación podría generar inconvenientes, hasta la designación del DT. La llegada de Burgos generó repercusión a nivel internacional más por ser ayudante de Simeone que por méritos propios y así salió la improvisación y la acción política.

Hoy no hay conducción, sí hay responsables. El tema es quien toma decisiones de ahora en adelante para que no perjudiquen al club. En un momento complicado de pandemia pensar en elecciones no es fácil; mientras tanto, habrá que pensar qué se hace para que la institución pueda tener un conductor que esté a la altura de las circunstancias y que tome decisiones correctas a la hora de elegir al próximo DT.

Por ahora, German Burgos se aferra a la silla porque sigue pensando que puede cambiar la historia después de la pretemporada. Sacarlo de su cargo sin secuelas económicas no es una misión sencilla, por eso Cristian D’Amico no pidió su cabeza. Sabe que este error que cometió le costará al club nada más y nada menos que 1 millón y medio de euros. Eso, en estos tiempos que corren, es generar más deuda en el Parque de las que ya tiene.

Un manager no capacitado, un presidente ausente, un vice presidente segundo que se apoderó de un cargo que nadie le otorgó y un DT no identificado con la idiosincrasia leprosa dejan como saldo una sucesión concatenada de desaciertos.

La situación es difícil, pero es tiempo de acertar en la planificación para que en el corto plazo no se instale en la agenda mediática el tema del descenso.