La Justicia provincial condenó este martes, por primera vez, a un joven por una balacera extorsiva en Rosario. La jueza María Isabel Más Varela determinó que el acusado de un ataque ocurrido en barrio Alberdi en agosto del 2020, deberá cumplir con una pena de tres años de prisión efectiva. La investigación desnudó parte de los mecanismos de un mercado laboral que funciona con lógicas propias, con el objetivo de amedrentar y que paga más a quienes demuestren mejor puntería. 

La investigación de esta causa estuvo a cargo de la fiscal Valeria Haurigot que, en diálogo con A Diario (Radio 2), se refirió a la proliferación de este tipo de ataques en la ciudad. “Cuando hablamos de balaceras, encuadramos varios hechos concretos, ya sea impactos en el frente de domicilios, también lesiones producidas como consecuencia de las balaceras y diferentes tipos de extorsiones”, señaló.

De acuerdo a la representante del Ministerio Público de la Acusación (MPA), tras la creación de una unidad especializada en investigar este tipo de ataques se logró avanzar en el diagnóstico y también en medidas concretas para dar con los autores intelectuales y materiales.

“Mediante el análisis de aparatos de telefonía celular. también cotejando la vainas que se encuentran en los diferentes hechos y las armas que se secuestran en otros procedimientos, logramos unificar todo para que el mensaje y la postura estatal sea llegar a condenas por este tipo de delitos”, detalló la fiscal.

Con respecto a los motivos que llevan a perpetrar las balaceras, Haurigot indicó que principalmente están relacionadas a disputas territoriales y también al cobro de deudas, algo que se viene acrecentando con la crisis económica. “Se acude a esta modalidad para amedrentar a las víctimas y lograr su objetivo”.

“Pero además de eso, buscan consolidarse en el territorio como personas peligrosas, como una banda que tiene poder de fuego y que en ese camino no les interesa si por lograrlo, terminan baleando casas o a personas que no tienen nada que ver. Lo que estamos tratando de condenar es esa necesidad de demostrarse como poderosos que tienen algunas bandas criminales”, añadió.

Además, la representante del MPA reveló que existe “una especie de mercado laboral” en donde quienes tienen mayor puntería en los ataques, terminan cotizando más. “Estas personas se jactan y están orgullosas de su labor criminal y se lo hacen saber a otros porque también empiezan a cotizar más alto su precio. Si una persona dispara contra un frente y coincide, porque a veces hay un gran margen de error, luego mejoran su precio cuando los contratan como mano de obra”.