En Europa se deslumbraban por el estilo de varios de los jugadores que aparecen en blanco y negro en el juego #miselecciónideal de Rosario3.com. Al fútbol inventado y traído por los barcos ingleses le faltaba creatividad, pausa, toque y juego horizontal. Así el Rio de la Plata, a partir de la década del 20, comenzó a jugar el mismo juego con las mismas reglas pero de otra forma. La mítica "nuestra" se dio gracias a mediocampistas que organizaban el juego, respiraban tranquilos con la pelota en su poder y potenciaban a sus compañeros. Esa clase de mediocampistas no eran posibles en el juego físico inglés o europeo. Nacieron y se crearon acá. En el museo del club Sevilla descansa una crónica de la gira de San Lorenzo en 1946 por tierras españoles. Festejaban los pases cortos, como nosotros ahora, desde el Sur del mundo, festejamos a Xavi o Iniesta en estos tiempos.

"Los españoles definen ese estilo como revolucionario porque el modo aparentemente cansino y displicente de los pases cortos es eficaz para crear espacios para los cambios de ritmo”. (El Gráfico 1947). Y sigue: “La esencia pasa a ser “el pase corto” que debe hacerse al centímetro, entre una maraña de piernas, que exige precisión y técnica y es el más difícil de realizar”.

Primera era de “la nuestra”

Los primeros mundiales y las giras de los equipos uruguayos y argentinos por Europa, demostraban otra forma de entender el juego. Paso corto, creatividad ante el físico lineal y el pelotazo inglés. La final del Mundial del 30 exhibió a Uruguay y Argentina como líderes del juego. Si alguien tiene dudas entre Batistuta, Agüero o Kempes para su equipo ideal de Rosario3.com, también podría agregar a Stábile, goleador del 30, o a Peucelle el extremo o a Paternoster, el primer central zurdo de nuestra selección.

Mediocampistas como José Manuel Moreno inauguraron otra manera. Mediocampistas de control. Esa primera era de “la nuestra” caducó tras el Mundial de 1958. Sin la Segunda Guerra Mundial que hizo que en la década del 40 no se jugaran Mundiales, Argentina tendría por lo menos dos copas ganadas más en su historia.

La era dorada del fútbol argentino (1930 a 1957), comandada por La Máquina de River, o el seleccionado argentino campeón de américa en 1957 (la selección más superior de la historia, la mítica de los “carasucias”), cerró con la “tragedia de Estocolmo”. Maschio, Sívori (que sin lugar a dudas merecerían un lugar en tus 23 elegidos) no están en la lista de jugadores porque habían sido vendidos al exterior. Argentina decidió no ir con jugadores “extranjeros”.

Stábile, el mismo goleador del 30 fue el entrenador en 1958. Antes fue enviado a ver el Mundial del 54 (Argentina no participó del 50 y del 54 por decisión propia y por su política de aislamiento) y allí manifestó: “Europa, en general, ha desterrado de su fútbol todo aquello que no sea efectivo, práctico, directo. Se puede establecer un equilibrio entre lo útil y lo vistoso, especialmente cuando se dispone, como nosotros, de tantos elementos de extraordinarias condiciones. No creo que en nuestro país lleguemos a cometer la tontería o el error de disciplinar el juego tan exageradamente con tácticas y sistemas, quitando al jugador la libertad necesaria para mostrar personalidad y creación, virtudes que también son productivas. Lo mejor de que disponen los jugadores argentinos son sus recursos naturales. Su genio futbolístico es magnífico y mi opinión a este respecto es terminante. Lo que se impone es insistir en que tales recursos sean empleados en la proporción justa y no en demasía. Como un medio para llegar a un fin, que es el gol, y nunca como fin exclusivamente”.

Con la eliminación en el Mundial, el discurso de Stábile quedó en el olvido.

Babington y la segunda era de la mediocampistas de control

Babington no debería faltar en sus equipos como uno de los 23 jugadores porque representa una irrupción. Una vuelta al juego de antes, a la primera nuestra. Huracan del 73, dirigido por Menotti, fue el equipo que devolvió el juego de pases que años atrás se jugó en nuestro país.

Mirar el pasado en Youtube. Retrotopía

Babington usó la camiseta tres en el Mundial 74 y fue el jugador que más me sorprendió. Su nivel es similar al del alemán Netzer en la selección alemana o Gerson, el mediocampista de control del Brasil del 70. Babington era un zurdo que jugaba al lado del 5, dejando a Brindisi, el 8 de ese Huracán, la libertad suficiente para que llegue al área rival.

El 73. La ilusión de una América latina socialista, el disco Artaud de Spinetta. Un año de nuevas ideas y desilusiones. Quizás el período más corto pero más movido de la historia política sociocultural argentina coincidió con el mítico Huracan del 73. El 10 de ese equipo era Babington. Una nueva era de la nuestra interpretada a partir de ese equipo, y con varios que siguieron su legado, con Argentina, luego, dirigido por Menotti hasta el Mundial de 1982.

Esta segunda era del pase corto y los mediocampistas de control fue agonizando de a poco con la tensión en el juego desde la década del 90 hacia estos tiempos. Los partidos son cada más físicos y más parecidos al juego inglés traído por los barcos. Tal vez las derrotas en los mundiales por selecciones capitaneadas por Verón o Riquelme (Mundial 2002 y 2006), potenciaron la indefinición en el estilo de juego.

El juego de Rosario3.com permite mirar retrospectivamente nuestro fútbol, nuestros jugadores y reinterpretar el pasado. "Cuando se pierde la fe en la idea de construir una sociedad alternativa para el futuro, se tiende a volver a las grandes ideas del pasado que habían estado abandonadas", nos dice Zygmunt Baumann en su último libro "Retrotopías". Reivindicar el juego de pases y la surgimiento de mediocampistas de control puede dar inicio a una tercera etapa en la historia que lo puede devolver a su auténtica identidad de pases por el piso y creatividad inaugurada en su génesis, cuando dejó de imitar el vertical y físico juego inglés.