“Una pena que una discusión entre Mercado Pago y una medida de Banco Central termine en un debate de grieta. Los cambios y evoluciones en la infraestructura de pagos argentina van mucho más allá de discusiones políticas”, sostiene Ariel Sbdar, agente de Bolsa.

Y es que el foco de la discusión no es ideológico. El principal tiene que ver con la puja entre el reparto del mercado financiero entre los bancos tradicionales y las financieras tecnológicas (fintech). Y también talla, pero en menor medida, la tensión entre la inclusión financiera y las ventas en negro. Ayer, el Banco Central informó que a partir de diciembre se modificó el mecanismo conocido como Debin (Débito Inmediato) para y quienes lo usen de manera recurrente.

¿Cómo es el cambio? Al titular de la cuenta a quien se le debita de manera recurrente el dinero para ir a un proveedor de servicios de pago se le exhibirá una leyenda para que confirme si acepta que periódicamente se le realicen los débitos solicitados. 

El cambio no tiene costo y solo comprende a quienes hacen operaciones bajo formato de transferencias y no de pagos. Si bien es cierto que en la práctica se hace más engorroso un mecanismo ágil, no se trata de una traba o impedimento.

La operación que más se afecta es la que hace quien se lleva de manera recurrente los saldos de su caja de ahorro o cuenta sueldo de un banco a una cuenta en esas plataformas porque ofrecen una alternativa de inversión a muy buena tasa de rescate inmediato.

¿Por qué se hace esa transferencia? Es que Mercado Pago ofrece depositar ese dinero en un fondo común de inversión que paga una renta anual de 94% y es de rescate inmediato, permitiendo así que el cliente tenga la plata disponible y al mismo tiempo operando y de esa forma no perdiendo o empadrando ante la creciente inflación. Ese producto financiero se convirtió en poco tiempo en un boom, y no solo en los jóvenes, haciendo que el dinero en las cuentas a la vista de los bancos pase de largo. Con la inflación, y la pérdida de valor adquisitivo de los pesos que no se invierten significa, se aceleró el ritmo de salida de esos fondos.

Si bien la normativa del Banco Central no impacta exclusivamente sobre Mercado Pago sino sobre todos los proveedores de servicios de pago que brindan cuentas de pago, al ser la más importante porque maneja la principal red de billeteras virtuales del país, es la más afectada y la que encabeza el rechazo de la medida.

Formalmente, el Banco Central dijo que la medida había sido consensuada por todos los actores del sistema para prevenir fraudes y que no alterará el servicio que reciben los usuarios, 

Por el contrario, Mercado Pago señaló que el Débito Inmediato es el medio de transferencia más seguro que existe porque tiene el índice de fraude más bajo del que se tiene registro en el país (0,02% del total de transacciones). “Y, cuando ocurre, la cubrimos aseguró.

Ante el problema real de los crecientes ciberdelitos, hay países que recurrieron a este tipo de medidas con las billeteras virtuales, mientras que otros no lo hicieron; por lo que el debate sobre la conveniencia sigue abierto.

En redes sociales el cruce fue en clave de grieta política, cruce ideológico, casta política versus mercados y kirchneristas contra el titular del Mercado Libre, el empresario más rico del país que se fue a vivir al exterior cuando ganó Alberto Fernández. Pero el problema es otro: Se trata de una nueva batalla en la gran pelea entre las fintech y los bancos tradicionales por el manejo del dinero de los consumidos, ahorristas e inversores.

Las fintech sostienen que de la mano de la tecnología las billeteras virtuales promueven la inclusión financiera con emprendedores que ven cómo se les facilitan las ventas virtualmente sin tener los altos costos del servicio que prestan los bancos y las tarjetas y ahorristas que pueden obtener beneficios de altas tasas que en los bancos solo les pagan a los grandes inversores.

Por su parte, los bancos sostienen que la competencia es desleal porque a ellos las regulaciones del Banco Central les atan las manos para ofrecer esos servicios digitales, al tiempo que los altos costos salariales frente a los sueldos no sindicalizados que pagan las fintech también los deja en desventaja.

Y en el medio están los clientes y ahorristas beneficiados por la mayor competencia, pero también temerosos de la falta de controles oficiales. Y la competencia entre fintech y bancos es por quién les guarda y trabaja su dinero.

La pelea es global y tiene ya varios años. Hay entidades tradicionales que buscan, con distinto éxito, sumarse a la movida fintech. Y fitench que van asimilando, también con distinto éxito, las mayores regulaciones.

Este año ya hubo otro cruce cuando el Banco Central obligó a las fintech a dar un rendimiento por el dinero en sus billeteras que no se incluyen en los fondos (cuando las entidades tradicionales no pagan nada por las cajas de ahorro), que además deben quedar encajados en los bancos.

Finalmente, también asoma otra batalla y tiene que ver con el gran tráfico de ventas que no tributan lo que tienen que tributar mediante el cobro con esas plataformas. Si bien tiene más formalidad frente a la tradicional venta en negro en efectivo, los medios de pago electrónicos le permiten al vendedor (de un bien o un servicio) ofrecer el pago virtual al cliente (cada vez más pedido), pero -a diferencia de una tarjeta de débito- también tiene margen para no declarar la venta. Eso sí, el IVA al consumidor se lo cobran.