La decisión del Banco Central de armar una nueva categoría de banco (llamada C) en base al tamaño de los activos y poner en ese nuevo lote de los más chicos del sistema a 5 entidades crediticias con fuerte impronta en la región despertó este miércoles interrogantes y activó consultas de clientes por el impacto de la nueva categorización.

Pero el pase a la categoría C no significa advertencia alguna sobre la solidez de los bancos, y tampoco supone castigos o exigencias a las entidades involucradas. Todo lo contrario. Se trata de un aliciente regulatorio a entidades más pequeñas en este contexto de pandemia.

Antes, el BCRA definía a los bancos en clase A y en clase B en base a comparar los activos promedios que tenían en los meses de julio, agosto y septiembre del año anterior con los activos promedios del sistema. Los bancos clase A eran los que tenían por encima el 1% por encima y los que tenían hasta el 1%. De esa forma, se diferenciaba al lote de los primeros 20 bancos del sistema del resto de las entidades.

Pero la circular A 7134, emitida el pasado viernes a última hora, creó una nueva categoría que es la C. Según se dispuso, los que tiene por encima del 1% siguen siendo clase A, los que tienen entre 1% y 0.25% son clase B y los que tiene menos de 0.25% son clase C. En esa nueva categoría ingresaron 46 entidades que antes estaba en la B y ahora las colocaron en la C, como el Banco Municipal, el Meridian, Banco del Sol, Coinag y Compañera Financiera Transatlántica.

¿Qué implica la nueva categoría? Según explicaron a Rosario3 desde el Banco Central, la  norma se adoptó para relajar condiciones de efectivo mínimo y de tasas de tarjetas de crédito, alineándolas a las de emisoras de tarjetas no bancarias. En definitiva, es un aliciente regulatorio a entidades más pequeñas en este contexto de pandemia. Y por eso son medidas transitorias, hasta marzo 2021.

En efecto, según la comunicación “A” 7108, “la exigencia de capital mínimo por riesgo operacional sobre “Capitales mínimos de las entidades financieras” no podrá superar, en el caso de entidades del Grupo “C”, el 14 % del promedio de los últimos 36 meses –anteriores al mes a que corresponda la determinación de la exigencia– de la exigencia de capital mínimo por riesgo de crédito”.

Y también se aclara que “el interés compensatorio para financiaciones vinculadas a tarjetas de crédito que pueden aplicar las entidades pertenecientes al Grupo “C” no podrá superar la tasa nominal anual establecida en las normas sobre “Tasas de interés en las operaciones de crédito”.

Ahora, estar entre los bancos más chicos del sistema así como tiene estos alicientes regulatorios que los benefician también pone en blanco sobre negro los desafíos que internamente cada banco debe afrontar en este difícil contexto económico y sin la suculenta renta que le aportó hasta 2019 a todos los bancos las altas tasas de interés que le cobraban al Estado por las Leliq.

Cada entidad de lote de las casi 50 más chicas del sistema sabe qué aspectos potenciar para afrontar el nuevo escenario económico: desde la eficiencia tecnológica, hasta la estrategia comercial, pasando por la estructura de costos fijos o la productividad de sus recursos humanos.