El 70% de la cosecha se produce sobre campos arrendados. Y pese al movimiento económico que generan, como no son los dueños de la tierra, se les dificulta el acceso al crédito en condiciones beneficiosas. Ahora, la Bolsa de Comercio de Rosario y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires apuestan, cada una por su parte, a poner a disposición herramientas que le permitan al “inquilino” financiarse utilizando como garantía el enorme activo que tiene: su cosecha futura.

Por lo general, el arrendatario tiene alguna fracción de tierra propia que trabaja, pero el grueso de su producción la obtiene sembrando y cosechando en tierras alquiladas. Con distintas estructuras y tamaños, todos los arrendadores invierten muy fuerte en insumos, servicios, labores y maquinaria, pero por no poseer la titularidad del bien inmueble sobre el que produce, su perfil de crédito (bancario o bursátil) es más limitado (en monto, tasa y condiciones) que el que puede obtener el dueño del campo.

Esa falta de calibración sobre la importancia económica del arrendatario no es exclusiva de los bancos. También la tiene el Estado cuando diagrama políticas de financiamiento para el campo. Por ejemplo, las líneas de créditos subsidiados, que suelen sacar al ruedo Nación y Provincias para el agro, no terminan de ajustarse a este perfil de gran productor sin tierras. No en vano, el grueso del financiamiento al que accede el “inquilino” del campo proviene históricamente del bolsillo propio y la cadena comercial (desde proveedores de semillas, insumos, servicios hasta , compradores de granos, como acopios, exportadores y cooperativas).

Según estimaciones del mercado, durante la campaña 2023/24 el sector agroindustrial argentino necesitó financiamiento por aprox. Usd 14 mil millones. De los cuales, el 30% provino de capital propio del productor, el 30% de Bancos y el restante 40% de empresas de insumos.

Bolsa de Rosario

En busca de soluciones para mejorar el financiamiento de los productores en general (pero sobre todo de los arrendatarios más chicos), y apostando a las posibilidades que brinda la tecnología, la Bolsa de Comercio de Rosario anunció a principio de febrero que busca replicar un exitoso modelo brasilero que es de la Cédula de Producto Rural (CPR), que -en líneas generales- permite a los productores acceder a financiamiento bursátil, bancario o comercial utilizando como garantía la producción que se encuentra en proceso.

¿De qué se trata? En Brasil, el productor va a Catastro (que es Nacional y no Provincial como en Argentina) y ahí mismo, casi a mano alzada, inscribe en un registro oficial su campo y la cosecha esperada. Con ese documento oficial (la cédula), que en la práctica termina siendo como una hipoteca sobre el cultivo en progreso, va luego al banco, la Bolsa o al proveedor semillero y toma un crédito competitivo con ese cultivo futuro de garantía. 

Este sistema en 2023 ha permitido liberar más de 60 Billones de USD en financiamiento al sector agropecuario brasileño. La utilización de este sistema de garantía ha experimentado un crecimiento anual del 30%, registrándose aproximadamente 200.000 operaciones en el último año. La digitalización del CPR en 2020 hizo que tomara un fuerte impulso, consolidándose a partir del 2022 como una herramienta importante para el desarrollo del Agro Brasileño.

Como se ve, el socio mayor del Mercosur el uso de la CPR es común desde hace años y su funcionamiento está bien aceitado. Y la idea, entones, es replicar el modelo brasilero.

El proyecto de la Bolsa de Rosario tiene sus puntos fuertes pero también sus puntos críticos. Uno de los puntos fuertes es que le permitiría al productor usar su futura producción de garantía cuando la cosecha no está y, por ende, los precios son mejores. Otro punto positivo para el prestamista es que la prenda sobre el cultivo si se incumple no es una deuda comercial, sino directamente penal porque es una garantía real. Todo eso brinda seguridad al que presta y fortalece la herramienta.

Pero también tiene puntos críticos que tienen que ver con los procesos legales involucrados en la generación e inscripción de los derechos reales que respalden las garantías de cultivos de manera tal que puedan ser realizados en forma ágil, digital y con costos accesibles para los interesados. Fue ahí que la Bolsa de Rosario identificó a la figura del Derecho Real de Superficie como la opción ideal a desarrollar.

La figura del “Derecho Real de Superficie”, habilitada por el nuevo código civil y comercial, ya se usa para cuestiones forestales, adonde se separa la propiedad del inmueble de la superficie trabajada. En la industria forestal se hipotecan árboles futuros sin la necesidad de hipotecar la tierra en la que son plantados. 

Igual, la Bolsa también se encuentra trabajando sobre otras figuras legales de soporte como podría ser la prenda sobre el cultivo, con la diferencia que ahí tendría que estar sembrado para generarse el derecho real.

Y el otro punto crítico importante que Brasil tiene solucionado es que los productores en el país vecino tienen un seguro agropecuario multiriesgo, que le permite al dador del crédito tener previsibilidad de que, si por algún factor climático la cosecha no es la proyectada, la garantía sigue estando. Sin seguro agropecuario en el país, el prestamista sabe que esa garantía real está más expuesta.

En la Bolsa están al tanto del tema, pero no creen que la falta de seguro agropecuario multiriesgo impida el desarrollo de las cédulas. Y es que sostiene que esa incertidumbre, si bien es cierto que se traduce en más tasas de interés, ya está presente en todo el financiamiento que toma el agro, bursátil, comercial y bancario.

Según calcula la Bolsa, serán los agentes de Bolsa y los corredores de granos  los actores fundamentales para salir a ofrecer a sus clientes la herramienta, más allá de la difusión que pueda hacer la entidad y la Provincia. Por lo pronto, ya hay SGR que tomaron nota y quieren acercarse habida cuenta de que también puede ser una alternativa de garantías que ellos pueden comercializar.

La Bolsa viene estudiando el modelo y trabajando en cómo implementarlo desde antes de la pandemia, pero recién avanzan en gestionar su implementación ahora porque encontrar eco el gobierno provincial, que rápidamente lo hicieron suyo. En general, la Bolsa y el gobierno de Maximiliano Pullaro lograron una afinada sintonía en todos las áreas de trabajo. Y esa predisposición de la Casa Gris, fue lo que incentivó a la Bolsa para avanzar a paso más firme

Y la participación de la Provincia es fundamental para este tema, porque Catastro es provincial, y buena parte del resultado de en lo que hace a la gestión dependerá de la provincial. Y es que el armado de un sistema digital y fácil de operar en Catastro será clave, y la Bolsa se ofrece a desarrollarlo. Además, para que no solo, sea “bueno y bonito”, sino que también sea “barato”, la provincia puede participar bajando la carga impositiva de las cédulas, por ejemplo, en materia de impuesto a los Sellos.

Bolsa de Buenos Aires

Este viernes por la tarde, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires anunció que ya tiene operativo un mecanismo similar al que bautizó como “Prenda de Cultivo”. Según informó, “a partir de la creación de su nueva Plataforma de Servicios, se presenta “Prenda de Cultivo”, que permitirá al sector productor ampliar el acceso al mercado financiero, utilizando como garantía sus siembras.

La Bolsa porteña le encargó el desarrollo de la nueva herramienta a Agrotoken, tecnológica líder en vincular la tecnología que le da sustento a las criptomonedas (que es el blockchain) con el agronegocio para mejorar distintos aspectos centrales, como el acceso a financiamiento.

“La potencial aceptación de esta garantía ha sido testeada y validada con Instituciones financieras, empresas proveedoras de Insumos y compañías de Seguros, entre otros. Obteniéndose en todos los segmentos, un alto impulso para promover este servicio.  Asimismo, se han realizado pruebas piloto en distintas zonas geográficas de nuestro País mediante la cual se ha validado el proceso y su operatoria”, dijo la Bolsa de Cereales.

Desde la Bolsa se excusaron ayer de responder la consulta de Rosario3 de cómo van a registrar la futura cosecha (¿vía blockchain o vía Catastro, como en Rosario). Y ese no es un tema menor, porque hacerlo tecnológicamente no le daría la fuerza legal que tiene las cédulas de Brasil, que son catastrales. Tampoco dieron precisiones si va a estar operativo para la próxima campaña. Y si bien es cierto que comunicaron que ya lo tienen desarrollado, la información es tan escueta que no permite calibrar perfectamente el estado de situación de la iniciativa.

“Esta herramienta forma parte de una nueva Plataforma creada por la Entidad cerealista, a través de la cual los usuarios podrán acceder a diferentes productos y/o servicios desarrollados en tecnología Blockchain de Agrotoken. Entre los más importantes encontramos al “Legajo electrónico”, “AgroBoureau de Créditos”, “Bolsatech” y “Prenda de cultivo”, completó la Bolsa de Cereales

Caminos separados

Si bien ambas Bolsas aseguran venir trabajando desde hace años en el tema, y si bien es cierto que también la realización de Expoagro la semana próxima puede apurar anuncios de las entidades del agro, no deja de llamar la atención que las dos principales casas cerealeras del país anuncien con pocos días de diferencias productos similares. ¿No era mejor ponerse de acuerdo?

En cierta forma, es la segunda vez en las últimas cuatro semanas que la Bolsa porteña se corta sola. Lo hice a principios de febrero cuando sacó con 15 minutos de anticipación un índice de “dólar exportador” que el Matba-Rofex se disponía a presentar con el apoyo de todas las Bolsas cerealeras del país. Y este viernes, a última hora, hace un anuncio sobre el tema de las Cédulas en un escueto comunicado, luego de que la Bolsa rosarina lo anunciara en una reunión oficial con autoridades del gobierno provincial. 

Las razones de la Bolsa porteña de jugar en soledad y tomar distancia de resto de las entidades cerealeras son por estos días la comidilla en el empresariado cerealero. Hay versiones de todo tipo, por ejemplo las que sindican que son producto de diferencias que se exhiben entre las entidades en el Consejo Agroindustrial Argentino, cuyo presidente es José Martins, también titular de la Bolsa porteña.

Y hasta corre la versión de que la razón del enjo de la Bolsa de Cereales es el fuerte malestar con la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC) porque le otorgó a Rosario la operación de la plataforma Visec, un servicio que, cuando esté a pleno, le aportará muy buenos ingresos en dólares a la entidad bursátil rosarina. 

Como sea, la experiencia pasada muestra que productos y servicios disrputivos que saca una Bolsa, si el campo lo adopta, con el tiempo se terminan sumando el resto de las entidades bursátiles del país.

Pasó décadas atrás con Confirma, el servicio de firma digital que elaboró Rosario y luego terminó siendo utilizado por todas las Bolsas. Y también más cerca en el tiempo con la fusión entre los mercados de futuros (el rosarino Rofex y el porteño Matba) que comericalizaban productos similares, no sin antes pasarse décadas compitiendo a cara de perro y dientes apretados. ¿Con las cédulas pasará lo mismo?