Se vienen fechas definitorias para Central. Siete jornadas a pura adrenalina que definirán gran parte del año canalla: la clasificación a las copas y el ingreso, o no, a los octavos de final del torneo Clausura.
Todo parece encaminado, pero hay cuestiones que mejorar, detalles que pulir. De los ocho partidos y medio que jugó hasta aquí, sólo pudo ganar dos y uno solo en el Gigante. Y si bien es el único invicto que le queda al campeonato, el rendimiento, salvo en momentos puntuales, no fue, por ahora, el que sugiere su potencial.
Una de las quejas que surge del mundo auriazul es que los rivales, la mayoría, toman demasiadas precauciones y se protegen para equiparar diferencias. Es que Central debe acostumbrarse a que es mirado por casi todos sus rivales como uno de los poderosos de la competencia.
Angelito, Di María, por supuesto, se quejó de Talleres y hasta le quitó virtudes al gol cordobés. ¿Y qué puede hacer Talleres? ¿Salir a cambiar golpe por golpe para permitirle a Central que lo perfore por todos lados?
¿Cuántos Di María tiene Talleres? ¿Y Véliz? ¿Malcorras? ¿Ibarras?.
En el fútbol argentino nadie regala nada, ni un centímetro. No es como en las grandes ligas de Europa, donde los más chicos o complicados salen a perder por poco. Acá eso no sucede. Y raspan si es necesario. A veces excesivamente, es cierto, pero eso ya es resorte del árbitro. Es quien debe imponer justicia, hacer que se respete el reglamento.
Central debe acostumbrarse a que es mirado por casi todos sus rivales como uno de los poderosos de la competencia
Ariel Holan, tras el empate con sabor a poco con Talleres, encontró una respuesta acorde al contexto en el que se juega y los rivales a los que se enfrenta.
“Da un poco de bronca por el gran partido del equipo. Talleres hace lo que cree que le conviene, está pasando un mal momento, pero es un equipo duro, a su manera trata de construir fútbol y creo que lo superamos ampliamente en el juego”. El entrenador justificó al rival por el momento que padece y el diagnóstico está bien.
Pues Central debe saber resolver esos inconvenientes. Debe saber cómo superar a los rivales que se ultra protegen en búsqueda de puntos.
Le sucederá lo mismo esta tarde en La Plata frente a Gimnasia. Le pasará lo mismo cuando complete los minutos que restan frente a Sarmiento. Holan y sus jugadores deben encontrarle la vuelta. La llave puede ser convivir con el status de equipo importante y poderoso que hoy ostenta Central.
Pero hay algunas buenas noticias para don Ariel y sus muchachos. Tras el partido de hoy, Central recibirá a River y visitará a Vélez, dos adversarios complejos que saldrán a jugar de igual a igual. Esa parece ser la horma del zapato de Central. Quedó demostrado en el primer tiempo frente a Boca. Ojo con aquel segundo tiempo, el equipo auriazul fue superado por el rival.
Después llegará Platense al Gigante. Aquí se conoce mucho al Kily, difícilmente se proteja como un equipo defensivo y luego visitará a Instituto, que en su cancha sale a buscar.
Para las últimas dos fechas quedarán San Lorenzo en Arroyito e Independiente en Avellaneda. Dos grandes con presente precario, pero que también buscarán lo suyo. Sobre todo Independiente, con nuevo entrenador.
El problema de la sobre protección que ejercen los rivales no parece ser un gran obstáculo de aquí al final de la fase regular. Pero hay un ítem ineludible.
Central debe mejorar. Insólito reclamarlo cuando está invicto. Pero la mayoría de los empates restan más de lo que suman. Y Central tiene media docena.
Junto con Vélez es el equipo menos vencido del campeonato (4 goles), pero convirtió apenas 6 y 4 de ellos de pelota parada.
Quedó escrito. Central debe convivir, tutearse, con su status de equipo importante. Y a partir de allí crecer para que los resultados se den la mano con su potencial.