“Tenía todo para ganar, pero en el último set se vino abajo”; “hay mucha interna en ese equipo, se nota que no se llevan bien”; “juegan de un modo cuando arrancan ganando y de otro totalmente distinto cuando tienen que remontar un resultado parcial adverso”; “nunca erra penales y acá que era definitorio para el resultado, lo tiró a la tribuna”. Frases que repetimos y escuchamos muchas veces al ver competencias deportivas en las que jugadores y jugadoras no rinden acorde a lo esperado, en momentos cruciales. ¿Por qué pasa esto? El psicólogo Víctor Welsh, entrenador de Fútbol de la primera División Femenina del Club del Gran Rosario y entrenador de la deportista rosarina Camila Aquino, quien compite en los Juegos Suramericanos de la Juventud, en la disciplina Patín Carrera, en las categorías 200, 500 y 1000 metros, explica cómo se trabaja para lograr que los y las deportistas se mantengan lo más estables posible y consigan el mejor de los resultados.

En diálogo con el programa A la Vuelta (Radio 2), Welsh señala que el componente psicológico se viene trabajando desde hace por lo menos treinta años en Argentina. “Por mi parte –aclara– hace quince años que me dedico a esto y en cuanto a los deportistas, en los últimos siete años, todos los que están compitiendo en un nivel más o menos alto, trabajan la parte mental”.

El entrenador detalla que “se trabaja sobre cuatro ejes fundamentales: motivación, concentración, control de las presiones y la confianza”. A partir de ellos, también se abordan algunas cuestiones específicas, según cada caso.

Deportistas de 14 a 17 años muestran su destreza en cada disciplina.

Es que “lo mental”, por sintetizarlo en alguna expresión breve, tiene una gran incidencia en los resultados, junto con el entrenamiento físico y la destreza con que cada deportista afronte la competencia.

“Actualmente, se considera que “lo mental” influye entre un 70% y un 80% en el rendimiento. Y en los deportes individuales, es fundamental trabajar los cuatro aspectos mencionados, dado que toda la responsabilidad recae sobre una sola persona y el o la deportista depende de sí mismo para llegar a la meta. Si uno va a competir sin trabajar lo mental –afirma– está dando ventaja”.

Cómo se trabaja

 

Además de las charlas motivacionales que son gravitacionales como parte del entrenamiento, hoy se apela a algunas herramientas que ofrece la neurología cognitiva, para trabajar de manera individual y grupal.

“Se trabaja con visualizaciones, con respiraciones, videos, análisis de lo corporal y lo cognitivo. Se apela a las neurociencias, pero teniendo en cuenta también los aspectos emocionales. Es muy importante trabajar la confianza y la tolerancia a la frustración, en especial cuando los resultados parciales no son buenos y hay que dar vuelta la situación. El mismo deportista con buenos niveles de confianza, puede hasta dar un plus de rendimiento, pero si su nivel de confianza es bajo, puede cometer errores que normalmente no comete”, asegura Welsh, y destaca el valor de la autoestima, algo que varía de un deportista a otro y que tiene relación con su historia personal.

“La autoestima está influenciada por la crianza, la formación y la historia personal y familiar de cada deportista y es importante porque juega un rol fundamental en el rendimiento de los deportistas, sobre todo en estas edades (entre 14 y 17 años) cuando las y los competidores están en plena adolescencia y están atravesados por la estima que tienen por ellos mismos”.

Además, explica que se hace hincapié en la concentración “durante todo el tiempo de juego”, a fin de no distraerse ni siquiera en circunstancias en que se consigue parcialmente el objetivo y se festeja ese logro; porque ese entusiasmo puede hacer que se descuide la concentración en el juego de allí en adelante y se sufra un revés que aleje al jugador o al equipo del resultado final buscado.

Un punto especial es el trabajo con las y los capitanes en el caso de los deportes grupales, ya que en estos casos, el liderazgo es un aspecto clave. No sólo el del capitán, sino también el del líder, que muchas veces no es necesariamente el capitán. Se habla con entrenadores para que coincida o haya ejes en común. También se trabaja el cambio de liderazgo, cuando un grupo no tiene un líder positivo y eso hace que el equipo no funcione. Ocurre cuando el liderazgo no es bueno, cuando no es aceptado o cuando hay más de uno y eso hace que se formen subgrupos dentro del equipo. “Esas diferencias hay que hablarlas, para evitar que incidan en los resultados”, afirma el entrenador.

Deportistas de la selección argentina del bàsquet 3x3.

Cuando andamos bien, salen todas y cuando andamos mal, no sale nada

Esa frase que se repite vulgarmente –“Cuando andamos bien, salen todas bien y cuando andamos mal, no sale nada”, en la práctica está ligada a la confianza, que se trabaja a través de ejercicios, en especial en los deportes grupales, donde la confianza se va contagiando. Cuando las cosas andan mal, todos se contagian anímicamente para abajo y cuando va bien, todos se van contagiando el ánimo para arriba.

Qué rol cumple el psicólogo

 

Welsh dice que en los deportes grupales, “el psicólogo es un integrante más del trabajo semanal y del cuerpo técnico”. Hay equipos que tienen el psicólogo incorporado; mientras que en otros lugares, el psicólogo es parte del cuerpo médico del club.

“Todas estas cosas hay que ir trabajándolas en la semana para que el deportista se mantenga lo más estable posible. Ni tanta euforia cuando le va bien, ni tanta euforia cuando le va mal.

Personalidades para la alta competencia

 

En los deportes individuales, los deportistas se tienen que acostumbrar a estar mucho tiempo solos. En las concentraciones están solos; no puede salir demasiado con sus amigos. Por ende, tienen que tener determinada personalidad para desenvolverse solos y soportar eso. Ni hablar de los deportes como patín o gimnasia deportiva, en los que las deportistas están en alta competencia desde los once años, por ejemplo, y necesitan contar con una personalidad que les permita asumir esa responsabilidad a esas edades.

No sé si es necesario que la personalidad integral sea obsesiva, pero sí debe tener estos rasgos que le permitan acostumbrarse a rutinas que son necesarias.

Welsh señala que las y los deportistas necesitan ciertos rasgos obsesivos que les permitan cumplir con la rutina que muchas veces implica: entrenar los domingos, desayunar a determinada hora, entrenar cuatro horas. Todo eso es bastante estructurado. “No sé si es necesario que la personalidad integral sea obsesiva –remarca– pero sí debe tener estos rasgos que le permitan acostumbrarse a rutinas que son necesarias”.

Trabajar según los objetivos

 

El entrenador explica que cuando se trabaja en velocidad –el caso de las competencias de patín de 200 y 500 metros, de las que participa la deportista Camila Aquino, por ejemplo, que son muy explosivas– no hay margen de error. “Se trata de focalizarse mucho y tener muy en claro el plan. En esto aplica la visualización. Hay que visualizar muy bien esos metros, las rivales más fuertes y anticipar con el mayor detalle posible esa competencia, porque cuando se desarrolle, la deportista ya no tiene tiempo ni margen de error. No tiene que pensar demasiado –subraya–  sino ejecutar”.