Carlos Quintana fue uno de los jugadores de Central que estuvo en los detalles más finos e hizo una pequeña contribución al golazo de Ángel Di María para ganar el clásico rosarino sobre Newell’s por quinto partido consecutivo, el sábado pasado en el Gigante de Arroyito. El defensor fue uno de los que obstaculizó y molestó a la barrera en el tiro libre que luego Fideo ejecutó en forma magistral, y este lunes explicó por qué para él no existió infracción ese movimiento.
“La idea era ir a buscar para cabecear, pero cuando vimos que Ángel iba a patear decidimos con Nacho (Malcorra) ponernos ahí. Yo al principio me puse a un metro, pero después la barrera se fue adelantando y se pegó a mí. Cuando giré pude ver en primera plana dónde entró la pelota”, expresó el marcador central de 37 años en diálogo con De 12 a 14 (El Tres).
Durante el partido no hubo reclamos de parte de los jugadores de Newell’s al árbitro Darío Herrera, salvo por una imagen en la que se lo vio a Gonzalo Maroni gritarle que el futbolista canalla no podía estar parado junto a los que armaban la barrera.
Sin embargo, la regla 13 de infracciones y sanciones reza: "Si durante la ejecución de un tiro libre algún jugador del equipo atacante estuviera situado a menos de 1 metro de la barrera formada por 3 o más jugadores del equipo defensor, se concederá tiro libre indirecto para la defensa".
Más allá de eso, lo que explicó Quintana fue que él se posicionó delante de los jugadores leprosos y “aguantó” pese a que la barrera se adelantó unos pasos.
Acerca de todo lo que le tocó atravesar desde que llegó a Central, desde un título, los cinco clásicos ganados al hilo y la chance de jugar con Di María, Quintana fue sincero: “Uno tenía ilusiones, por todo lo que me habían dicho de Central y Rosario, pero no esperaba haber vivido todo lo que viví, sobrepasó las expectativas”.
En el mismo sentido, se encargó de halagar a Fideo, que se sumó al plantel para este segundo semestre de la temporada. “No todos los días se comparte un vestuario y una cancha con un jugador de la jerarquía de Ángel. Él lo hace muy fácil y se adaptó al grupo, es uno más, a veces uno no deja de sorprenderse por su humildad y sencillez”, dijo.
En concreto, sobre el desarrollo del último encuentro contra la Lepra, el defensor auriazul analizó: “El primer tiempo fue un poco más trabado y parejo, el segundo fue todo nuestro. Desde el primer minuto intentamos salir a ganar el partido, ellos estuvieron más replegados tratando de jugar de contra o con alguna pelota parada. Newell’s no podía pasar mitad de cancha, esa era la idea y por eso llegó el gol, que después podrían haber sido más”.
Además, el ex Patronato se refirió a la única jugada de peligro que creó el equipo de Cristian Fabbiani en todo el clásico, que lo tuvo como protagonista porque Carlos González le ganó la espalda. “Fue un pelotazo largo, sabíamos que podía pasar. Una pelota larga que, por suerte, entre que no definió muy bien y Fatu (Broun) la terminó de rozar, se fue afuera”, cerró.