La Asociación del Centro Educativo Latinoamericano (Acel) respondió este miércoles a "trascendidos erróneos y malintencionados que generaron en la comunidad educativa desconcierto e incertidumbre" sobre la gestión del campo de deportes que pertenece a la institución.
Tras la protesta de un grupo de padres y madres de alumnos y alumnas realizada este martes en la puerta de la sede de avenida Pellegrini y Entre Ríos, las autoridades del colegio Latinoamericano informaron que el contrato de comodato que se había realizado con el objetivo de cuidar la propiedad de tres hectáreas de Uriburu y Avellaneda ya fue rescindido.
"Desde la compra del campo de deportes en 1983 se sucedieron una serie de situaciones que requirieron atención principalmente referida a la seguridad del predio. Por más de 30 años se sostuvieron gestiones que permitieron sostenerlo y mantenerlo en condiciones para el uso de niñas, niños y adolescentes, familias, en las actividades que allí se desarrollan en el marco del proyecto educativo", introduce el comunicado de la institución.
"Agotadas todas las gestiones e intentos al respecto y sumado al tiempo de pandemia con las disposiciones de aislamiento (que tuvo consecuencia directa en la imposibilidad de realizar actividades físicas), Acel firmó un contrato de comodato con la Fundación Igualar, que permitía asegurar la integridad del predio, así como el cuidado y mejora de sus instalaciones. Además, el desarrollo de una huerta experimental en una zona totalmente problemática, que daría, en un futuro, origen a una escuela de formación agroecológica", añade el parte firmado por la Dirección General y Junta Directiva Acel.
La institución "bajo este contrato, contempló y aseguró siempre el uso exclusivo del mismo para las actividades de la escuela, sin la presencia de terceros", en relación a intentos de usurpación en el predio. Sin embargo, "dadas las afectaciones al marco del mismo, fue rescindido en el 29 de marzo de 2021, cumpliéndose hasta con este acto, la buena fe y espíritu de servicio con que se gestó y también finalizó".
Con respecto a la polémica generada por ese acto, con versiones sobre motivaciones políticas y "adoctrinamiento" que incluso llegaron al extremo de movilizar a niños y niñas con carteles que pedían "Libertad de pensamiento" (fogoneados por dirigentes de Buenos Aires), Acel recordó en su descargo que se trata de "un centro educativo construido diariamente como lugar de encuentro, pleno, imperfecto, hecho de personas con diferentes pensamientos y creencias".
"En la diversidad de creencias y pensamientos se recibe a cada estudiante con el respeto que cada ser merece", señalaron y recordaron los principios del colegio que "en medio de un clima de intolerancia y de prejuicios, donde el tema político o religioso, enciende pasiones y violencias, nuestra escuela ha demostrado, a través de largos años, cómo se pueden discutir los asuntos más serios y vitales, en una atmósfera de respeto, de sinceridad y de amor".