Tras analizar el electroencefalograma (EEG) de un humano moribundo, un equipo internacional de científicos descubrió que las ondas cerebrales emitidas antes de morir siguen patrones rítmicos similares a los que se producen durante el sueño, cuando se producen recuerdos o cuando se entra en un estado de meditación, lo que podría explicar por qué varias personas han manifestado haber tenido recuerdos vívidos al sufrir experiencias cercanas a la muerte.
Ahora, un estudio sobre estos hallazgos publicado en Frontiers in Aging Neuroscience brindó una nueva perspectiva sobre un posible papel organizativo del cerebro durante la muerte y sugiere una explicación para el recuerdo vívido de la vida en las experiencias cercanas a la muerte.
Según detallan los investigadores en su más reciente estudio, publicado este martes en Frontiers in Aging Neuroscience, el análisis del electroencefalograma de un paciente de 87 años que perdió la vida súbitamente a causa de un paro cardíaco mientras se registraba su actividad cerebral, reveló que el cerebro puede permanecer activo y coordinado durante la transición a la muerte, e incluso después del cese del flujo sanguíneo que irriga al órgano.
De acuerdo con los expertos, debido a las condiciones en las que el hombre perdió la vida, el EEG registró las ondas cerebrales antes y después de que el corazón dejara de latir, lo que les dio la oportunidad de explorar por primera vez el comportamiento de este órgano durante los segundos previos y posteriores a la muerte.
Según los académicos, el cerebro del anciano registró un marcado descenso de actividad después de sufrir el infarto. Sin embargo, se vieron sorprendidos al descubrir un aumento en las oscilaciones gamma de banda estrecha y ancha, un comportamiento similar al registrado cuando se entra en un estado de sueño o meditación profunda; por lo que, sospechan, es posible que el paciente haya tenido vívidos recuerdos visuales de su vida.
Una fuente de esperanza
Si bien este estudio es el primero de su tipo en medir la actividad cerebral durante el proceso de muerte en humanos, se observaron previamente cambios similares en las oscilaciones gamma en ratas mantenidas en ambientes controlados. Esto significa que es posible que, durante la muerte, el cerebro organice y ejecute una respuesta biológica que podría conservarse en todas las especies.
Sin embargo, estas mediciones se basan en un solo caso y provienen del cerebro de un paciente que había sufrido lesiones, convulsiones e hinchazón, lo que complica la interpretación de los datos. No obstante, Zemmar planea investigar más casos y ve estos resultados como una fuente de esperanza. "Como neurocirujano, a veces me enfrento a pérdidas. Es indescriptiblemente difícil dar la noticia de la muerte a familiares angustiados", dijo.
"Algo que podemos aprender de esta investigación es que, aunque nuestros seres queridos tienen los ojos cerrados y están listos para dejarnos descansar, sus cerebros pueden estar reproduciendo algunos de los mejores momentos que experimentaron en sus vidas", según publicó Medical Xpress.