El debate entre los cinco candidatos a diputados más votados en las primarias resultó útil para conocer la talla de quienes lideran esas listas y sus posicionamientos sobre múltiples ejes.

-La presencia de Agustín Rossi actuó como un imán. Sus adversarios encorsetaron (y redujeron) al representante del Frente Justicialista como candidato del kirchnerismo. Durante toda la noche cosechó críticas, facturas y chicanas, a las que resistió estoico durante las dos horas del debate a pesar de su fama que le hizo ganar el apodo Chivo.

-Luis Contigiani, candidato del Frente Progresista, necesitado de remontar desde muy atrás, puso toda la carne al asador y no le ahorró nada de pasión. Desplegó un sólido entramado que combinó defensa de políticas de producción, salud, educación, trabajo y desarrollo social del gobierno de Santa Fe con punzantes dardos hacia el kirchnerismo por su trato hacia la provincia y en especial hacia el gobierno de Mauricio Macri, a quien acusó de favorecer a Capital Federal y Buenos Aires, criticó la política económica y fustigó por el no pago de la deuda por coparticipación.

-Cambiemos apostó por sostener el bajo perfil lo máximo posible y cumplió el objetivo de que Albor Cantard enumerara lo que el gobierno de Macri proyecta o está haciendo. Como Rossi, también fue centro de críticas desde distintos flancos, pero sólo aceptó pulsear con Contigiani, con quien mantuvo un ida y vuelta particular. Con Jorge Boasso (representante de Unite) entabló una sorda disputa por quién defendía más y mejor a Macri. El santafesino, muy atado a la lectura de textos de tono cuasi publicitarios, y el rosarino desde la vehemencia ácida que lo caracteriza, tirando dardos envenenados a diestra y siniestra, incluido el propio Cantard, a quien caracterizó (sin mencionarlo) como un futuro diputado “tibio”, “levantamanos” y cuya prioridad no estaría en la defensa de Santa Fe.

-Diego Giuliano, candidato del massismo, se esmeró en abonar la cada vez más angosta avenida del medio, con la idea de un tercer espacio, alternativo al kirchnerismo y macrismo, y repartió críticas para ambos lados, aunque sólo Boasso entró en el juego un instante cuando le enrostró una foto de (“tu jefe”) Sergio Massa con la ex presidenta Cristina Fernández (“Si yo mostrara todos tus jefes no me alcanzaría un estadio”, le devolvió). Sobre el final reveló su objetivo de capturar a los votantes que en primarias optaron por la precandidata derrotada Alejandra Rodenas, al adelantar que su intención es enrolarse con el peronismo de la Liga de Gobernadores, contracara de Unidad Ciudadana.

Los ejes

De los cuatro ejes en los que se dividió el debate, el menos caliente era el referido a Empleo, producción y economía. En la primera ronda cada uno se concentró en su exposición: Rossi en la economía familiar con especial énfasis en aquellos a los que les cuesta el fin de mes; Cantard insistía con brotes verdes; Contigiani pedía el control de las importaciones y proclamaba la industrialización como “único camino” sostenible.

En el minuto siguiente de exposición el candidato del Frente Progresista introdujo la crisis lechera y ahí empezaron a volar los tachos. Dijo que el kirchnerismo castigó a los tamberos y que Macri incumplió promesa (de principio de año) de fondos para créditos por 250 millones, lo que contrapuso con los millones de salvataje que efectivizó la provincia.

Cantard retrucó con un “no mientas Luis”, esgrimiendo la existencia de un borrador de convenio por unos primeros 50 millones propuesto (en todo caso tardío). El ministro de la Producción se envalentonó y le exigió “honrar la verdad” y le pidió que se informara.

A la hora del eje Seguridad, Rossi y Contigiani cruzaron cuestionamientos y a la vez fueron blanco de los otros tres candidatos. Rossi exigió conducción política y fin “del autogobierno” de la Policía provincial. Contigiani contextualizó más allá de Santa Fe: “Es un tema para unirnos, es tan grave que pone en riesgo el pacto de convivencia social”. Repitió como latiguillo que “se combate a la mala policía y se premia a la buena”, y dijo que si es diputado buscará reforzar las estructuras de justicia y seguridad federales en las provincias. Boasso les endilgó a ambos (por sus gobiernos) ser los “responsables de la inseguridad” y Giuliano hizo lo propio con (el ex secretario de Seguridad kirchnerista) Sergio Berni porque “lo que hizo no sirvió de nada” y “la pésima gestión en seguridad” del socialismo. Cantard elogió la reconstrucción de estadísticas criminales, incautación de drogas, combate al narcotráfico, refuerzo de fronteras y atribuyó al actual gobierno la baja de homicidios dolosos en Santa Fe y Rosario.    

Más allá de su solidez en materia de economía y producción, la mejor cosecha para el candidato del Frente Progresista llegó en el bloque de Salud y Desarrollo Social. Cantard (y Boasso) pasó a la defensiva antes las críticas de Rossi y Giuliano y el propio Contigiani a la Cobertura Universal de Salud (CUS) de Nación. El del Frente Progresista era el único que tenía para mostrar. Habló de “una salud única para todos los santafesinos”, de hospitales ya inaugurados y en marcha y de 80 centros de salud abiertos en la provincia. Remató con la foto de la flamante sala de Neonatología del hospital de Venado Tuerto: “Podría ser la Neo de niños ricos, pero es para todos”.

El duelo particular entre Cantard y Contigiani fue muy ilustrativo del mal momento de las relaciones entre socialistas y el sector radical que gobierna la ciudad de Santa Fe. Uno de esos rounds fue a la hora de hablar de recursos. El de Cambiemos recitó que Santa Fe es la gran beneficiada del “plan más ambicioso de obra pública de la historia”, aseguró que en un año y medio se hizo más que en 9 de kirchnerismo, citó 4 obras importantes y 850 viviendas entre un puñado de ciudades, el arreglo de vías del Belgrano Cargas y se enredó con las cifras de camiones que llegan al complejo portuario del Gran Rosario. El ministro de la Producción esperó su turno para el primer golpe de efecto de la noche al sacar de su bolsillo un billete de 5 pesos: “Sí, te voy a decir Cantard cuándo destinan a Santa Fe: ni estos 5 pesos, 3,50 por habitante por año. En Buenos Aires es hasta 4 veces más. Santa Fe es la última, 24º de 24 provincias”, retrucó para abundar en los decretos que habilitaron partidas especiales para obras en Capital y Buenos Aires.

Los otros temas que atravesaron el debate estuvieron en la defensa del sistema previsional santafesino y particularmente el 82% móvil (todos se comprometieron a defenderlo explícitamente, excepto Cantard que optó por espantar fantasmas de una reforma perjudicial). Una posible reforma de flexibilización laboral: Rossi dijo que “Macri cree que los trabajadores son un costo laboral” y quiere reducirlo; Giuliano dijo que si lo que va a intentar el gobierno “fuese algo bueno no lo esconderían para después de las elecciones”; Contigiani se comprometió a no votar ninguna ley que haga ceder derechos de los trabajadores. Tarifazos, endeudamiento nacional y, obvio, la deuda de Nación con Santa Fe por un fallo de la Corte también atravesaron la agenda de los candidatos.

El cierre mostró cómo llega parado cada uno y a quién aspiraba a convencer en el debate. Boasso confrontó con Cantard por los votos del macrismo. Cantard volvió sobre Cambiemos como antítesis del kirchnerismo y habló de un cambio que “es real, no es relato”. Rossi blanqueó que se había propuesto no responder chicanas ni críticas para concentrarse en “hablarte a vos”. Giuliano volvió sobre Rossi, le dijo que lo asocia con gobiernos kirchneristas y funcionarios corruptos (mostró la foto de Julio De Vido) y pidió “un voto positivo y por la justicia social”. Y Contigiani, al fin también alternativa a la grieta, volvió sobre uno de sus hits discursivos de esta campaña: ni el revoleo de los bolsos con dinero de la corrupción ni un gobierno que habilita a los parientes a blanquear fondos y fomenta la timba financiera.