La Justicia rosarina imputó este jueves a Juan Marcelo L., de 42 años, por un caso de violencia de género contra su expareja, a quien mantuvo encerrada en su casa durante casi dos días tras golpearla brutalmente en una vivienda de la localidad de Roldán. La víctima fue hallada inconsciente debajo de una cama por sus propios familiares, que llegaron al domicilio preocupados por su desaparición.

Durante la audiencia imputativa realizada en el Centro de Justicia Penal, la fiscal Agustina Fertitta acusó formalmente a L. por los delitos de amenazas coactivas, privación ilegítima de la libertad agravada y lesiones leves dolosas agravadas por mediar violencia de género, todo ello en concurso real. El juez Hernán Postma, dictó prisión preventiva efectiva hasta la audiencia preliminar.

Según reconstruyó la fiscalía, el violento episodio comenzó el sábado 6 de septiembre alrededor de las 19 cuando la víctima, de nombre Jésica, acudió al domicilio del imputado en calle Santiago del Estero al 400 de Roldán. Lo hizo bajo amenaza: L. la había intimidado previamente con mensajes, asegurando que mataría no solo a ella, sino también a su pareja actual y a su familia.

La mujer llegó acompañada de su hija menor de edad. Sin embargo, el agresor logró que la niña se retirara y, una vez solos, encerró a Jésica dentro de la vivienda. Según la acusación, la obligó a consumir estupefacientes sin su consentimiento, la golpeó con una botella en la cabeza, la empujó contra una pared y la hizo caer al suelo, dejándola inconsciente. Presentaba múltiples lesiones compatibles con golpes: equimosis en brazos, antebrazos, rodillas y glúteos.



Durante casi dos días, L. mantuvo a la mujer retenida en su casa, sin permitir que se comunicara con el exterior.

La situación se tornó desesperante cuando la familia de la víctima comenzó a buscarla al no tener noticias de ella. Su pareja creyó que estaba en lo de una amiga, pero al notar su ausencia, comenzó a llamar insistentemente. Fue un yerno de la víctima quien, tras rastrear el teléfono, lo ubicó en la zona de la casa del acusado.

Al llegar al lugar el lunes por la noche, L. les dijo que Jésica se había ido a las dos de la tarde y les entregó la moto y el celular de ella. Pero la familia no le creyó: al asomarse por una ventana, vieron la motocicleta aún allí. Le pidieron ingresar, y él les cerró la puerta. Ante la insistencia, lograron pasar. Fue entonces cuando uno de los familiares notó que había un par de piernas asomando por debajo de la cama. Llamaron de inmediato a la policía.

La mujer fue rescatada por personal del Comando Radioeléctrico. Estaba inconsciente, tapada con una frazada. Fue trasladada al hospital Centenario, donde fue asistida por politraumatismos, incluyendo un golpe en el cráneo.



Tras la imputación, la fiscal Fertitta habló con la prensa: “El imputado estuvo presente y declaró, pero por el momento me reservo el contenido de su testimonio”.

Según confirmó, su versión de los hechos es contradictoria con la de la víctima. Sin embargo, la declaración de Jésica se ve respaldada por el testimonio de sus familiares, quienes confirmaron la existencia de un contexto de violencia de género previo.

Ella fue a su casa amenazada. Él le decía que iba a matarla a ella, a su marido y a su familia”, subrayó Fertitta.