Los dos policías detenidos por el asalto a una fábrica de plásticos de Granadero Baigorria fueron llevados a audiencia imputativa y quedaron en prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, según resolvió el juez Fernando Sosa. Se trata de los agentes Aldo Emanuel Rico (31) y Pablo Guillermo Flores (40), de la División Asuntos Internos y del Comando Radioeléctrico de Rosario, respectivamente.
La audiencia fue encabezada por la fiscal Karina Bartocci, quien atribuyó a los dos policías haber ingresado el pasado 19 de septiembre a la planta PlastiTec ubicada en Las Malvinas al 2700 junto a otros dos delincuentes más. Todos, vistiendo chalecos balísticos, armas cortas y largas, dijeron que estaban allí por una falsa orden de allanamiento por una causa de lavado de dinero.
Rico, Flores y los otros dos cómplices llevaron al dueño de la fábrica hasta su oficina, de donde sustrajeron una bolsa con 18.900.000 pesos. Al retirarse en una Eco Sport sin patente, señalaron que dejaban un papel como constancia del secuestro del dinero. Sin embargo, era un formulario de cadena de custodia.
El viernes de la semana pasada, Javier, la víctima del asalto, explicó en el programa Cada Día (El Tres) que la historia comenzó el 15 de septiembre con una denuncia que radicó por una usurpación a su casa. “Tenía mi casa ocupada ilegalmente, después de luchar mucho tiempo en la Justicia, el 15 de septiembre se libró un oficio para desalojarla. Ese lunes se presentaron en mi casa y estuvieron todo el día para desalojar a esta gente que la estaba ocupando. Cuando ingresé, me encontré con que la casa estaba destruida”, afirmó.
“Luego de desalojarlas, a estas personas las encuentro a la noche tratando de entrar de nuevo por intermedio de las casas linderas. Ahí me amenazaron con que la iban a prender fuego”, comentó al tiempo que indicó que la situación motivó que hiciera una denuncia en la comisaría 24ª.
Javier señaló que al día siguiente del operativo fue con un equipo de trabajo y herramientas para limpiar y restaurar la propiedad. “Estuvimos todo el día, a las 18 estoy volviendo de ahí y me detienen varios patrulleros diciéndome que me tenía que bajar de la camioneta por una denuncia en mi contra. Pedí estacionar el vehículo y me dijeron que no, que tenía que bajar porque me iba detenido. Me retuvieron el documento, me bajaron de forma violenta de la camioneta y me empezaron a patear”, recordó.
“En la comisaría le avisé al personal que en la camioneta había 20 millones de pesos y pedí que, cuando salga de la detención –porque me detuvieron sin motivo– que el dinero esté en el vehículo. Llamaron a Asuntos Internos para que abran la camioneta y no quedar involucrados y ahí lo encuentran y cuentan. Cuando terminó el procedimiento, me devolvieron el dinero y personal femenino del Comando estaban muy enojadas por todo lo que estaba pasando, tuvieron una actitud muy violenta, me siguieron unas cuadras. Eso fue visto por Asuntos Internos”, enfatizó.
Tres días después de la detención, Javier estaba en su fábrica y vio cómo ingresaban personas encapuchadas. “Eran tres personas vestidas de policía con chaleco, guantes tácticos y capucha. Supuestamente venían con una orden de allanamiento por lavado de activos. Nunca me mostraron la orden. Cuando entramos a la oficina sabía que era un robo pero no me podía resistir. Les entregué el dinero, ellos seguían simulando el allanamiento. Querían llevarse el dinero sin contar, se los dije y entonces usaron mi máquina para contar los billetes”.
“Yo tengo cámaras adentro y afuera del local. Aparentemente vinieron con un inhibidor de wifi porque las cámaras wifi no tienen registro de las imágenes, pero hay dos cableadas. Hasta el día de hoy estoy esperando que venga la policía científica a registrar los equipos de grabación para que constaten qué imágenes hay del allanamiento trucho”, agregó.