El proyecto de ordenanza del concejal del PRO Carlos Cardozo para derogar la norma que impide la habilitación de nuevos barrios cerrados en Rosario parece destinado a generar un debate ideológico más que una medida con efectos concretos en la planificación urbana de la ciudad. Es que la actual gestión municipal, de la que el edil amarillo es aliado, dejó en claro, luego de conocida la iniciativa, que su idea es sostener su actual lógica de acción en la ocupación de los terrenos libres: ciudad abierta y densificación con construcción en altura, para que la extensión de las redes de servicios públicos sea a costos razonables y para núcleos de población significativos.
“Nuestra lógica es densificar, crecer en altura y devolver vida a las plantas bajas”, resumió en ese sentido, ante una consulta de Rosario3, el intendente Pablo Javkin. Lo que implica una postura sobre cómo urbanizar, no sobre el proyecto de Cardozo en sí. Aunque una de sus espadas en el Concejo dijo en off a este medio: "Es un debate que ya quedó viejo frente a lo que es nuestra política en la materia hoy".
Lo que plantea Cardozo, que deja su banca el 10 de diciembre, es que la ordenanza prohibicionista sancionada hace 14 años por impulso del entonces movimiento Giros —que dio origen a Ciudad Futura— hizo que la ciudad perdiera “miles de millones de pesos en inversiones genuinas, reales”. En ese marco, consideró que “todavía hay tierras aptas para esta finalidad. Es más, esto no se opone a la posibilidad de hacer también desarrollos para sectores medios, y además pensamos que deben construirse viviendas para casos sociales”.
Pero la gestión Javkin no parece ir por ese lado. “No hay emprendimiento en Rosario que cambie la lógica actual del municipio. Nuestra posición siempre fue la misma: densificar dentro de la ciudad”, explicó el intendente a Rosario3. Para el Ejecutivo, expandir la superficie urbana para baja densidad encarece la provisión de servicios y reparte mal los costos. “Nuestra lógica es la altura —remarca Javkin—. Hay que quitar la obsesión por restringirla y priorizar una ciudad abierta, con fuertes usos en planta baja. Ese foco en limitar alturas vació las plantas bajas, que quedaron solo reservadas para minimarkets, y ahí se resiente la seguridad y la vida urbana”, agregó. Javkin se corre deliberadamente de la “tentación del muro” de los barrios cerrados.
Por qué Cardozo mueve ahora
Cardozo expresa una posición diferente dentro de Unidos, y que impulse quitar regulaciones en la materia sigue la lógica ideológica del partido al que pertenece, el PRO. Pero además, su proyecto parece tener un sentido político: no cederle esa cancha a La Libertad Avanza, partido con el que el oficialismo disputa el voto no peronista, y de paso marcar diferencias con el kirchnerismo y con quien se supone será su candidato a intendente en 2027, Juan Monteverde. En esa intersección, el edil busca reabrir una conversación sobre “libertad de invertir” en un contexto de cambio cultural a nivel país.
Rosario3 consultó sobre el proyecto a Juan Pedro Aleart, que el 10 de diciembre asumirá como concejal de La Libertad Avanza, y advirtió que irá por más desregulaciones: "La de los barrios cerrados es tan solo una de las tantas regulaciones que hay que eliminar para darle mayor libertad y estímulo al sector privado en Rosario. Hemos perdido muchas inversiones producto de estas trabas. El Estado debe ser un facilitador de las inversiones, no una máquina de impedirlas o demorarlas. Por otro lado, necesitamos resolver la situación de 100 mil rosarinos que viven en barrios de baja urbanización. Esto trae muchas consecuencias negativas para toda la ciudad".
Densificar el noroeste
La línea de acción del municipio busca fomentar y favorecer la inversión en el rubro construcción, pero no con la lógica de los countries, sino con proyectos más del tipo condominios, vivienda colectiva y usos mixtos, con cesión de suelo por parte de los privados para equipamientos y servicios, apertura de calles y conectividad con corredores estratégicos (Jorge Newbery, Eva Perón, Sorrento). Eso es lo que se ve con un menú de proyectos en el cordón noroeste, que el Concejo viene aprobando y el municipio empujando con obras.
Dentro de ese menú se pueden mencionar:
-Fisherton, frente al aeropuerto. En 2025 el Concejo dio luz verde a desarrollos de usos mixtos sobre Av. Jorge Newbery, con volumetrías que dialogan con el entorno y frentes urbanos que combinan viviendas, servicios y comercio. Se debatió un nuevo barrio en la curva hacia el aeropuerto (Newbery, A. J. Paz, Schweitzer), con centros comerciales y residencias integradas al tejido existente. Un apunte simbólico: el impulsor de este proyecto es Juan Félix Rosetti, histórico desarrollador de barrios privados.
-Infraestructura para sostener la densidad. El municipio licitó cloacas en Hostal del Sol Este (más de 144 hectáreas, 1.200 conexiones, beneficio directo para 12.300 personas), una inversión que prepara suelo para nueva ocupación sin salirse del ejido consolidado.
-Supermanzana en Nuevo Alberdi. El Concejo aprobó el Plan de Detalle de la Supermanzana 7, dentro del Plan Especial Canales Ibarlucea y Salvat (la mayor reserva urbana de Rosario, con 490 hectáreas), con indicadores de ocupación, apertura de calles, cesiones para espacio público y equipamientos, y usos residencial, comercial, de servicios y educativo, con enfoque ambiental. Es, hoy, la expansión planificada más grande dentro de la ciudad.
-En el mismo sector de Nuevo Alberdi, Pilay anunció que urbanizará tierras remanentes con condominios, área comercial y lotes/housing, una tipología segura pero integrada (no cerrada), alineada con la premisa de ciudad abierta.
El tablero muestra que Rosario ya está ocupando vacíos urbanos donde hay infraestructura o está en ejecución. Es el argumento con el que Javkin dice: primero densificar lo vacante (noroeste) y recién después discutir fronteras. “El ejemplo es barrio abierto con condominios: construcción en altura, mecanismos de seguridad privada sin cerramiento, calles públicas y planta baja activa”.
El fantasma Funes
Javkin se cuida de decirlo, pero otras fuentes del Ejecutivo ven la contracara de lo que quieren en Funes. “Funes creció con countries y loteos cerrados al calor de la renta inmediata. Pero los costos aparecen después: servicios, movilidad, accesibilidad y mantenimiento terminan cayendo sobre la ciudad. Superexpandir hoy es hipotecar mañana; lo van a pagar las futuras generaciones”, advirtió en off un funcionario consultado por Rosario3.
Plantas bajas: el nervio de la calle
Hay un punto donde Javkin se detiene: las plantas bajas. Si la planificación se concentra en “bajar alturas”, se achata la oportunidad de activar la planta baja con comercio de cercanía, gastronomía, equipamientos y servicios. Rosario, dice el intendente, necesita más mezcla de usos y calles con vida para mejorar la seguridad y la percepción de cuidado. De ahí su iniciativa técnica: que la planta baja “no cuente” para el cómputo de altura. La calle como espacio social.