Román Bravo es un pibe de 20 años muy tranquilo, con una gran paz a la hora de hablar, mide sus palabras y se lo nota un poco tímido. Es un chico que tiene en claro lo que quiere en su vida y en lo profesional y sabe que todo le costó muchísimo desde que dejó su Rafaela natal, allá por el 2015, y fue a hospedarse a la pensión de la institución del Parque. Su vida no fue sencilla, para nada: hijo de una familia formada por mamá Zulma, papá Miguel, los abuelos y cuatro hermanos que vivían todos en la humilde casa de barrio. Este fin de semana todo fue muy fuerte: a los 58 minutos de Newell's-Independiente, el técnico Adrián Taffarel le dio la orden para que se prepare porque iba a ingresar en lugar de Pablo Pérez. Sintió alegría pero a la vez nervios por lo que iba a ocurrirle. El gran debut. Y no se imaginó la yapa que vendría con el gol de triunfo.

Hincha de Boca de pequeño, igual que su padre –que por ser tan fanático le puso nada más y nada menos que Román–, pero después de vivir debajo de la tribuna ñulista desde hace varios años y palpitar lo que siente el pueblo leproso, hoy se confiesa fanático del Rojinegro. Y ahora, después de formar parte el plantel y firmar su primer contrato, aún mas. Debut, abrazo de Maxi, gol, gritos, abrazo varios y recuerdos que le llenaron de lágrimas los ojos, como el dedicarle el gol a su hermano fallecido hace unos años atrás cuando por un altercado murió en una cárcel santafesina.

–Estabas haciendo la entrada en calor y te llamó Taffarel. ¿Qué te pasó en el cuerpo?

–La verdad, dolor de panza, me agarró un cosquilleo, no me lo esperaba, vivir un momento así es especial, de estar de alcanzapelotas hace unos años a este momento es genial. Estando sentado en el banco y escuchar a la gente cómo alienta y cuando me llamó, se me puso la piel de gallina, tuve muchas sensaciones raras.

–Ayer fue hermoso ya que debutaste. Hoy brillante porque firmaste el contrato. ¿Qué pasa por tú cabeza?

–Sí, la verdad que por todo esto que me está pasando es sólo darle las gracias a Dios, y a él porque es el que hace todo y tiene la respuesta de todo. Siento felicidad, alegría, después de tanta lucha, llegar acá, debutar y firmar el primer contrato como jugador profesional... es fuerte todo.

–Venís de la ciudad de Rafaela. Llegaste a los 13 años. ¿Quiénes quedaron allá?

–Allá quedó toda mi familia, mi mamá Zulma, mí papá Miguel, hermanos y abuelos. Vine con mi mujer y mi hija, Rocío y Pilar, somos 4 hermanos.

–¿Por qué tus padres te pusieron Román?

–Porque mi papá era fanático de Boca, y Riquelme la rompía esa época y entonces me llamaron así. Éramos todos hinchas de Boca en la familia, pero yo hasta que llegué acá al club, y me fui a la pensión y comencé a sentir la hinchada y ver la pasión del club. Ahora soy fanático de Newell's y todos se hicieron hinchas también de Newell's. Yo soy hincha ahora por lo que me dio el club.

–¿Qué te dijeron los experimentados como Nacho Scocco, Pablo Pérez o Maxi Rodríguez?

–Que disfrute, que me relaje y que es un momento único.

–Y Maxi, ¿qué fue lo que te dijo al oído cuando estabas por entrar?

–Que no me preocupe por nada, que juegue tranquilo, que disfrute este momento y que no tengo responsabilidad de nada. Que los responsables de todo lo que pasa en el club son ellos. Que me dedique a jugar y que saldrá bien. Ellos me van a ayudar y que vaya para adelante que nos van a respaldar.

–Taffarel fue importante para vos, confió. ¿Qué significa el?

–Él es importante, porque me conoce de las inferiores y me dio esta posibilidad. Dejarme entrenar en la semana y darme tranquilidad para poder llegar a este día del debut. Yo sabía que necesitaba una oportunidad y que si me llegaba, no la iba a dejar pasar. Bueno, ocurrió. Yo tenía eso adentro mío.

–Llamó la atención la dedicatoria a tu hermano fallecido.

–Mi hermano falleció en el año 2019. Estaba preso, tuvo un problema y falleció ahí adentro. Yo tenía mucho contacto con él, siempre hablábamos después de los partidos, me llamaba. Y ayer, cuando hice el gol se me vinieron muchas cosas a la cabeza, sobre todo la imagen de Juan, que era más grande que yo, tenía 30 años. Él siempre me decía que el día que yo llegue a primera, él iba a estar afuera esperándome, y yo sé que ayer él estuvo conmigo y desde arriba lo gritó como un hincha más.

–¿Te emocionaste?

–Sí, tenía los ojos con lágrimas, estaba emocionado de verdad y cuando salí corriendo, en la tribuna estaba mi viejo, así que fue muy importante todo.

–¿Cómo es la jugada del gol?

–Yo estaba ahí para cortinar, porque habíamos preparado para para que ingresen Canale y Calcaterra (a cabecear) y me quedó ahí. Podía ir a la tribuna o entrar. Gracias a Dios entró.