“Dibu Martínez fue más importante que Messi en el Mundial”. La frase ya veterana de Hugo Gatti, que por algo es apodado el Loco, disparó una serie de respuestas en su contra, pero involuntariamente reinstaló un tema que es para tener muy en cuenta. ¿Cuán importante es el arquero en un equipo?

Se sabe que es el puesto más ingrato. Nadie va a recordar el gran pase de Lucas Hoyos a Panchito González que terminó en el gol de Sordo a Platense porque el arquero de Newell’s tuvo responsabilidad en los dos goles calamares, sobre todo en el segundo, durante la primera fecha de la Liga Profesional.

Pasó desapercibido el error de Servio en el gol de Abalos, de Argentinos Juniors, porque fue anulado y porque el arquero tuvo tres buenas atajadas en el complemento. En este caso, el ejemplo es al revés. Pero Servio fue señalado en el empate frente a Tigre porque su respuesta fue endeble en ambos goles del Matador.

El arquero es fundamental, decisivo, no tiene quién le colabore. Si comete un error: la pelota va adentro.

El Sub 20 de Mascherano arrancó el Sudamericano con un error de su arquero titular y lo terminó con un error similar de su compañero sustituto. El equipo fue eliminado no sólo por eso, sino por su mal juego, pero la participación de los arqueros fue decisiva. 

¿Acaso no vale como un gol la atajada de Dibu a Kuol en el epílogo de Argentina-Australia que mandaba el partido de octavos de final del Mundial al alargue si era gol? Nadie puede aventurar cuál hubiera sido el resultado en ese caso.

¿Qué tiene más valor, el penal de Messi, o el de Montiel, o los dos penales atajados a Países Bajos? Sin la participación del arquero, la ejecución de Montiel no hubiera sido definitiva.

Por supuesto que al ser un juego de conjunto, todos los actores tienen responsabilidad.

Nadie podría poner en duda que Messi fue el mejor jugador de la Copa del Mundo porque fue el futbolista más influyente del torneo, pero si de influencias se trata, los aportes de Emiliano Martínez estuvieron casi a la par.

¿Cómo hay que calificar la atajada ya en el tiempo agregado del alargue frente a Kolo Muani en la final? ¿Como un gol, como el pasaje a los penales? Tiene la misma importancia que cualquiera de los tres goles de Argentina. 

Otra vez vuelve Montiel a escena. No hubiera pateado el penal decisivo si antes Martínez no hubiera atajado el remate de Tchouameni.

El arquero, su posición, su función, su aporte al equipo tienen poca prensa. Siempre entra mucho más por los ojos un buen enganche que una gran atajada.

Pero, sin ellos, ganar sería inviable.