Hernán Galíndez, de 34 años, es aquel arquero que, muy jovencito, fue despedido de Rosario Central hace diez años, con el estigma de haber protagonizado el descenso de categoría un año antes.  Ahora, con la experiencia a cuestas, festeja con orgullo el triunfazo de su selección ecuatoriana contra Chile por las eliminatorias Qatar 2022, que deja al equipo dirigido por el argentino Gustavo Alfaro muy cerca del próximo Mundial.

Hace 10 años, en 2011, Rosario Central lo desvinculó. El "Gordo" no tenía casi opciones de atajar ni de permanecer en esa institución. Un año antes ya lo habían cedido a Quilmes para darle los minutos que no tendría en el Canalla. Es que Galíndez debió asumir, en aquel caótico 2010, la responsabilidad de ponerse bajo los tres caños en la promoción ante All Boys, que significó la dolorosa pérdida de categoría para el club de Arroyito. 

La vida le cambió luego de una oferta que le llegó desde Ecuador. Universidad Católica, un club que estaba recuperando su jerarquía, apostó por él para el proyecto deportivo que comandaba esa institución. 

Con el paso de los años se convirtió en un arquero icónico del fútbol ecuatoriano, se nacionalizó en ese país y se convirtió en un tricolor más. Para el presente proceso clasificatorio a Qatar 2022, el director técnico Gustavo Alfaro lo citó en las convocatorias oficiales.

Galíndez incluso se ganó la titularidad, hasta que una lesión lo alejó de las canchas y su lugar fue ocupado, de nuevo, por Alexander Domínguez, según informa el Telégrafo. Eso no impidió que Alfaro lo volviera a llamar a la Tricolor para esta última doble fecha del 2021 y que se mantenga como opción para ir a la Copa del Mundo.

“Si hoy no te salió, seguí luchando, tal vez Dios y la vida dé tanto como me dio a mí algún tiempo después”, escribió en su cuenta de Twitter, junto a una foto de todo el plantel en el Estadio San Carlos de Apoquindo de Santiago.