Convierten desechos plásticos en madera de alta calidad y fueron distinguidos por la UNL

El proyecto ayuda a reducir la contaminación y ofrece como resultado un producto con más durabilidad y versatilidad que la madera tradicional

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Miles de plásticos se descartan a diario en la provincia de Santa Fe, y terminan en un relleno sanitario, en un basural o en el río, pudiendo demorar entre 100 y mil años en degradarse. Pero esta gran perdurabilidad, que en este caso es vista como una importante desventaja, podría considerarse una virtud si fuera bien utilizada. Es por eso que investigadoras santafesinas armaron un proyecto para convertir plásticos en maderas de alta calidad, útiles tanto para el interior como el exterior de las viviendas, y a menor costo que la tradicional. La Universidad Nacional del Litoral (UNL) les incubará la propuesta.

“Apuntamos a reducir la cantidad de residuos plásticos que contaminan el medioambiente. Puede resultar utópico, porque la sociedad se acostumbró a usar y desechar por comodidad, pero de a poco empiezan a verse iniciativas de gestión de residuos y queremos contribuir en ese sentido”, señaló la ingeniera industrial Magalí Nóbile, una de las integrantes del equipo.

Deck hecho con madera plástica

Una de las utilidades que se tienen los plásticos es su posibilidad de convertirse en madera, algo que en otras partes del mundo ya se está haciendo, pero en Santa Fe todavía no. “La madera plástica puede reemplazar perfectamente la vegetal y de hecho tiene más versatilidad”, indicó a Ecos365.

Entre las ventajas que posee se destaca que no la afecta la intemperie ni la humedad, por lo que puede usarse en construcciones expuestas al agua, es retardante del fuego, aislante térmico y del ruido, no es atacada por bacterias ni roedores, posee alta resistencia para soportar carga, el color es de por vida (igualmente se puede pintar y trabajar como madera natural), no requiere mantenimiento.

Banco hecho con madera plástica

“Es posible emplearla tanto en el interior como en el exterior de una vivienda, y en múltiples construcciones, porque ofrece una enorme duración”, explicó Nóbile y pasó a describir el proceso de producción: primero llega la materia prima, que pueden ser envases PET u otro tipo de plásticos a los que se debe limpiar. Luego se pasa a una molienda, se funde y finalmente se da forma.

De la primera tarea podrían ocuparse las organizaciones sociales de recepción de residuos, mientras que el grupo de investigadoras santafesinas se haría cargo del resto. Para eso requieren de un galpón y maquinaria específica. La UNL les otorgó un estímulo económico para arrancar, aunque les hace falta asociados que les permita escalar el proyecto que cuenta con el respaldo técnico de la casa de estudios capitalina.

“El proyecto cierra, es rentable económicamente, contribuye al medioambiente y estamos buscando la manera de materializarlo. Con el aval de la facultad, en la preincubación definiremos el plan de negocios y el flujo de inversiones necesario”, adelantó la emprendedora. Del proyecto también participan su hermana Malisa, estudiante avanzada en Ciencias Económicas con formación en emprendedurismo, Vanina Cairoli, ingeniera industrial, y Constanza, estudiante avanzada de Ciencia Política, con formación en desarrollo sostenible.

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