Grobocopatel y una revolución tecnológica para los próximos años que "puede causar dolor"

El reconocido empresario del sector agroindustrial compartió su visión futurista pensando en los procesos y también en los productos. ¿Cómo imaginar la “destractorización” del campo?

     Comentarios
     Comentarios

Si algo dejó el Congreso MAIZAR 2022 que se desarrolló esta semana, y que contó con la presencia de Ecos365, fue un mensaje optimista y esperanzador por el potencial que ostenta el sector agropecuario y también todo el arco agroindustrial. Hubo numerosos empresarios que ponderaron las bondades productivas de un país que tiene al campo como su motor más pujante. De todas maneras, se sabe, las diversas circunstancias (políticas, económicas y hasta climáticas) suelen atentar contra esa locomotora que dinamiza una gran cantidad de regiones en el interior argentino.

Uno de los participantes, que además estuvo presente en un panel junto a reconocidos empresarios, fue Gustavo Grobocopatel. Bautizado en su momento, hace más de una década, como el “Rey de la Soja”, el integrante de una de las compañías más importantes del país (y Sudámerica) ofreció su visión del campo que viene. Y allí, ante un auditorio con buena presencia de público, fue contundente sobre el futuro de un sector que afrontará una “revolución tecnológica” sin precedentes.

“Tengo una percepción cada vez más clara que el campo que vamos a vivir en los próximos años es totalmente diferente al que hablamos y vemos ahora, con una convergencia tecnológica en los procesos y también innovaciones en los productos”, indicó. Según vaticinó, “vamos a ver campos sin tractores, con nuevas máquinas diferentes, con distintos sistemas de siembras (inyecciones de semillas a través de nuevos dispositivos), con aparatos que transforman el nitrógeno del aire, semillas listas para usar con una serie de productos biológicos que le den potencia y contribuyan a la salud de las plantas, controles de malezas e insectos por ambientes pero físicos y no químicos”.

En definitiva, habrá cambiará el status de agricultura conocido hasta ahora que, si bien ha ido evolucionando, “en los próximos 5 o 10 años será otro totalmente distinto”.

Pensando en los productos, Grobocopatel también advirtió que la tendencia irá en esa dirección. “Ya vemos que se pueden hacer proteínas sin animales. Estuve hace poco en Costa Rica y hay carne artificial que se ofrece en los mercados populares a precios accesibles. Antes en los congresos de agronegocios había uno o dos casos de carne artificial y ahora hay cientos de empresas que buscan orientarse a eso”.

Gustavo Grobocopatel y una mirada interesante del campo que se viene.

El empresario admitió que el interior repleto de productores que actualmente se conoce, “pasará a estar lleno de jóvenes expertos en tecnologías, en diseño o en software, generándose muchísimo empleo y con un impacto del trabajo de esos nuevos talentos que será mucho mayor al de hoy”.

Y fue por más: “los productores tendrán un nuevo rol dentro de la cadena y ya hablar de cadena de valor será insuficiente porque deberemos hablar de ecosistemas, muchos más complejos que no solo son cadenas de procesamiento, sino que habrá una cantidad enorme de servicios”.

El cambio cuesta

La revolución tecnológica que predijo Grobocopatel no será tan sencilla, básicamente porque “la sociedad no está preparada para tremendas transformaciones y el Estado mucho menos, porque no está pensando en este tipo de cuestiones sino en la próxima elección”. En esta mirada, “los empresarios y académicos vamos a tener en la construcción de un Estado del Siglo XXI que permita prepararnos para esa situación”.

Las innovaciones tecnológicas también requieren innovaciones en las organizaciones y las instituciones. Las cadenas de valor representan los intereses de distintos sectores de la cadena y no los de una corporación en particular. “Por eso me parece que el rol de las asociaciones es central en este proceso de transformación tecnológica y social que vamos a vivir”.

Por último, concluyó: “esta agricultura que veremos, con innovaciones terribles en los procesos y productos, requiere de organizaciones e instituciones innovadoras para que este proceso no sea doloroso, para que sea feliz y lleno de esperanza que es lo que necesita una sociedad tan turbulenta con tanta incertidumbre. La esperanza es la clave que nos mueve”.

Comentarios