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Con el antecedente reciente de la violación grupal a una joven en el barrio porteño de Palermo –el recuerdo de Lucía Pérez asesinada en un marco similar de abuso– y las cifras escalofriantes de femicidios, este 8 de Marzo el Club de Lectura de Rosario3 llamó a la reconocidísima investigadora, socióloga e historiadora feminista Dora Barrancos para analizar, desde su largo recorrido como lectora y generadora de conocimiento, este nuevo Día Internacional de la Mujer.

Ésta es la primera entrega de una entrevista de dos partes en la que criticó el uso mediático del término “manada” a la hora de describir la violación grupal de seres humanos a otro ser humano; la incompleta noción de que la violencia de género tiene una explicación únicamente sexual; y en la que llamó a la "insubordinación" más allá de cualquier feminismo.

Y claro habló de libros, para pensar y para relajar.

–Por estos días se habla mucho de la violación grupal a una chica en Palermo. ¿Cuál es tu mirada sobre el uso del término “manada” para calificar el abuso grupal? ¿Y por qué creés que se destaca tanto haya ocurrido en Palermo y no en otro lugar?

Estamos todavía en los efectos muy expansivos. Ha habido toda una conmoción, por la configuración brutal del delito en un área extremadamente urbana, socialmente empinada, aparentemente con actores delictivos que no se corresponden a los estratos populares, en donde suele haber un imaginario absolutamente preconceptuoso. Un imaginario preconceptuoso es que las malas cosas las hacen los malos varones en los malos barrios. Y esto deshace completamente esa estúpida mitología.

Creo que volviendo al término manada es un uso de lenguaje que captaron nuestras amigas compañeras feministas en España, no se exactamente si el término fue producido por una cuenca feminista o por lo mediático. Tendríamos que escarbar el origen, la etiología.

Dora Barrancos sobre el término "manada" para referirse a una violación grupal

La verdad es que manada no hace justicia, rigor, al dolorosísimo acontecimiento de una violación grupal, estrictamente humana, acometida por seres humanos que no son efectivamente seres que estén especialmente afectados por patologías psicológicas. Esto ocurre dentro de la normalidad construida con feroz eficacia por esa cuenca que es tan granítica que es la valoración patriarcal de la existencia.

El hecho ha sido brutal, tipo horda. Horda sí es un término humano, por ahí lo usamos en un sentido de historia muy remota, pero es mas aproximado si se quiere construir un sentido de algo que es tan aberrante que parece que solo coincide con una fase pre humana de lo humano y no es así, de ninguna manera.

Me parece que simplemente se trata de una maximización brutal de la estructura violenta patriarcal que consiste en ser cotidianamente puesta en la polea de trasmisión de valores, conductas y actitudes.

–Desde los medios se escucha todavía ese tipo de menciones, “animal, enfermo...”. Logramos cambiar el "crimen pasional" por femicidio, pero ¿qué falta? Seguramente mucho, pero ¿qué te hace más ruido del tratamiento mediático?

Falta una consistencia didáctica de los medios, ser consistentemente didácticos. Los medios que, evidentemente se han acoplado bastante a lo políticamente correcto y creo además que quienes son trabajadoras y trabajadores de los medios han hecho un camino, tal vez dispar... pero no me escapa el grado de conciencia crítica que tienen, sobre todo las compañeras trabajadoras en los medios... el problema es el medio, el medio que aplana, el medio que es el regente ¿no? El medio tiene un estilo, un modo, una consistencia patriarcal.

Cuando a veces, por obra y gracia de las y los trabajadores de prensa... les trabajadores, aparece, asoma lo políticamente correcto, con enunciados que tienen una consistencia emblemáticamente superadora, auténticamente libertaria podríamos decir. Perdón, el término libertario está tan mal usado en nuestros días que ha perdido su vieja consistencia de verdadera autonomía y dignidad humana.

Dora Barrancos y el "deber" pedagógico de los medios

Frente a crímenes aberrantes, femicidios, no van a decir fue un crimen pasional pero, a menudo, lo hemos visto, se asocia lo que podría ser la víctima propiciatoria de su propio crimen. A veces hay unas interpretaciones que no son directas, son a veces indirectas, son a veces mas sublimes, que la víctima buscó la tragedia. Eso se dio mucho con los femicidios de adolescentes de los sectores populares: cómo estaba vestida, a qué hora estaba en tal lugar, cómo era de negligente respecto de sus cuidados. Fotografías que muestran a la víctima en una situación propiciatoria.

Esta aberrante circunstancia es muy común, de la misma manera que lo mediático se ha puesto bastante a tono con el progreso fundamental de los derechos humanos en relación a las personas trans, a las personas de la diversidad, pero a menudo aparecen los baches, las averías. Se es políticamente correcto un cierto tiempo y luego aparece el fondo oscuro de lo mismo de siempre: la discriminación solapada. Hemos visto modos locutorios aberrantes en figuras destacadas en los medios de comunicación.

Lo mediático es demasiado importante hoy en día, es más que un cuarto poder.

¿Qué hay que hacer? Hay que convencer, sobre todo, a quienes son dueños de los medios acerca de que el pacto no es un día, no es el pacto de un rato, de un instante, tiene que haber sostenibilidad. Lo mediático es demasiado importante hoy día, es más que un cuarto poder, diría que está casi sobrepuesto a los poderes, dada su capacidad de influir, de decidir, de juzgar, de hacer fallos. Por lo tanto se espera que haya ahí una conmoción verdadera respecto de la orientación editorial entera, completa, de cada uno de los medios.

–Este tratamiento mediático es una de las características de nuestro sistema patriarcal, vos que estudiaste tanto los feminismos en distintas latitudes, ¿cuál te parece que es el rasgo sobresaliente del patriarcado argentino?

El sistema patriarcal tiene la mismidad y la excepcionalidad, se reitera, se repite. Hay una gran feminista española, Celia Amorós, que hablaba de la metaestabilidad que ha conseguido el sistema patriarcal. Ahora, tiene sus características.

Hay lugares donde el patriarcado se muestra decididamente no sublime, tiene una marca extrema de violencia, verbal, etc., en algunas sociedades se ve todavía, de América Latina, y no quiero hacer ningún estropicio sobre todo mostrando ejemplaridades, en los medios.

En el nuestro creo que ha habido un avance bastante importante, por eso deseamos que haya consistencia, continuidad, y obviamente, apego definitivo; pero, justamente, el cambio notable de significación del homicidio por celos por femicidio que es un lugar común en todos los medios en Argentina, en general eso también se practica en otros lugares, pero hay, me parece que en la Argentina, ciertos avances por cuenta de la significación que está teniendo también la alianza que tienen les periodistes.

El patriarcado sufre algunas averías. Tal vez esto está significando una grieta fuerte, que es la que necesitamos

Hay una serie de grupos, no puedo decir en este momento cuántos hay, pero tenemos en la Argentina una manifestación grupal de quienes son oficiantes de los medios, importante, que son correctores, veladores de lo que aquí pasa. Entonces, ese patriarcado tiene zonas de craquelé, tiene algunos sismos, sufre algunas averías, y en todo caso, en otros aspectos, el patriarcado argentino también está en una cierta zona de craquelé.

Me refiero sobre todo a la dimensión científica, a la teconológica menos, a la científica más. Y tenemos ahora sí, quiero decirlo, un pacto de gobernanza. Ustedes saben que la nueva fuerza política que se instaló a fines del 2019 tiene un pacto severo respecto de procurar la equidad de género en nuestro país. Y creo que más allá de las limitaciones, de los escozores, de las adversidades, en este momento –y ahí va de lleno a la pregunta–, la Argentina está ocupando uno de los sitiales mas preponderantes en materia de avance de políticas de género en la región.

Dora Barrancos y los avances de Argentina en materia de género

Y quiero mencionar sólo dos puntos cruciales que meritúan ese reconocimiento: una, nuestra ley de aborto, nuestra ley IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo), que tiene una construcción excepcional.

Ahora, saben que el Supremo Tribunal de Colombia ha dado un avance impresionante (falló a favor de despenalizar el aborto hasta las 24 semanas de gestación). Vamos a ver cómo eso finalmente se traduce en lo que son las políticas públicas y demás. Es una decisión del Supremo Tribunal de Justicia, pero la Argentina muestra una ley cuya técnica es notablemente mejor que las técnicas de legislación sobre aborto que se conocían en América Latina.

Es la mejor por ahora, en esto de asegurar las 14 semanas, en que están franqueadas las accesibilidades a los tratamientos. Hay un sistema de consejería, porque cuando se pide la consulta hay todo un acompañamiento, pero no hay un sistema de consultoría que faculte a la obstaculización. En Argentina el sistema es para acompañar la mayor libertad posible de quienes desean interrumpir un embarazo que no desea, esto me parece muy importante.

Y el otro punto es que Argentina es el primer país que obliga a todo el Estado nacional al cupo para personas trans. Éste es un avance impresionante.

Y por último, es también el primer país, hasta ahora, por ahí me equivoco, que admite la no binariedad en la acción registral de nuestra identidad y habrá mayores modificaciones en el registro civil de nuestro país, están analizando.

Tal vez esto está significando una grieta fuerte, que es la que necesitamos, una cierta avería mayor en el, sí todavía sólido a pesar de todos estos avances, sistema patriarcal de nuestra nación.

–A pesar de todos estos avances, ¿sigue siendo difícil ver a la mujer como un sujeto sexualmente deseante y no deseado?

Sí, hay algo ahí muy antiguo régimen patriarcal. Todavía una mujer que viste de determinada manera, en la que efectivamente hay un mayor despojamiento de vestido y etcétera, sigue siendo vista como el objeto sexual, pensando en la comunidad de sentidos patriarcales masculinos.

A menudo, en alguna discusión he dicho, ¿ustedes creen que las chicas se arreglan así o se muestran asá para los varones? Felizmente, las chicas se muestran así para otras mujeres. Eso me parece que frustra mucho a los varones. El hecho de tener que corroer.

Hay un corrosivo del viejo significado de la patrimonialidad, que como ustedes ven, ha ocurrido el estado de significante patrimonial con relación a esta agresión brutal de grupos en el último caso tan conocido. Esa patrimonialidad es lo que está en la base. En eso coincido mucho con Rita Segato, no se trata del erotismo, sino del poder patrimonial. El deseo sexual es lo de menos.

El deseo sexual es lo de menos, de lo que se goza es del poder

Cuando se dice es un “deseo inexorable”, a veces hasta jurídicamente se ha usado algo que no consta de ninguna manera en la letra del Código Penal, estas cuestiones que están engarzadas con el dispositivo del deseo y el goce sexual; bueno, están lejos de eso. Lo que se goza es del poder. Lo que se goza es el sometimiento. Se goza viendo el sometimiento, asistiendo al sometimiento, siendo protagonista del sometimiento. Eso crea una situación violenta interpares, por eso el patriarcado les hace muy mal a los varones porque los obliga a una competencia estricta y brutal respecto del desempeño varonil que a veces está muy lejos de cualquier cálculo de posibilidades de desempeño. Qué triste que los varones se puedan medir por su desempeño. Y entonces ahí hay también un sistema piramidal de poder entre los propios varones, el patriarcado también tiene su pirámide, su axialidad, en materias de poder.

Todo esto es complejo espero que se entienda bien, si las víctimas son las otras, las mujeres y les otres, las diversidades, pero hay una acción de víctima que efectivamente no se ve y es la capacidad de autoagresión que pueden tener los grupos masculinos frente a este dislate descomunal, esta desquiciada circunstancia de tener siempre erguimiento masculino con poder patriarcal.

Dora Barrancos y los varones víctimas de patriarcado