“Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino, Señores Jueces: Nunca Más”. Así finalizaba hace cuarenta años el alegato final del fiscal Julio César Strassera en el histórico juicio a las Juntas Militares protagonistas de la peor dictadura cívico-militar, que terminó con la condena a sus principales protagonistas.
Esa frase, y su tarea acompañada por el fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo y un grupo de jóvenes, marcaron la vida de Strassera, quien pasó de ser un funcionario judicial más, a convertirse en un referente internacional en materia de Derechos Humanos.
Este jueves 18 de septiembre se cumplen cuatro décadas de aquella histórica jornada que bien puede verse en la impecable interpretación de Ricardo Darín, en el papel del fiscal general, en la película “Argentina 1985”.
Para recordar a la figura de Strassera, vale la pena repasar la biografía que escribió el periodista Jaime Rosemberg: “Julio César Strassera: el hombre gris que gritó justicia” (Editorial universitaria de Buenos Aires – Eudeba) publicado este año y con el prólogo de Ricardo Gil Lavedra, uno de los integrantes de la Cámara que juzgó a las Juntas. En una charla con Rosario3, Rosemberg habló de los principales momentos de la vida del personaje.
-¿Qué significa haber escrito la biografía de Strassera y haberla publicado este año?
-Se cumplen 40 años del histórico juicio y tuvo un hito que fue el famoso alegato donde pronuncia el Nunca Más. Fue un juicio que recorrió el mundo, valía la pena recordar la vida de un fiscal, un hombre gris, un burócrata judicial que la varita mágica lo tocó para ser designado fiscal del juicio a las juntas militares.
-¿Cómo se explica contar la historia del fiscal en momentos donde se observa cierta reivindicación a la dictadura?
-El libro viene justo para introducir ideas -como los derechos humanos y los valores democráticos- que pareciera que perdieron envión o fuerza. Hay otras corrientes que hablan de memoria completa o que la democracia fracasó. Podemos coincidir que la democracia no ha resuelto todos los problemas o ha tenido ciertas falencias. Frente a una corriente muy fuerte que está en el poder y que la cuestiona, está bueno volver a discutir, que los jóvenes puedan conocer o entender el clima de tensión que se vivía durante el gobierno de (Raúl) Alfonsín y que igualmente tomó la decisión de enjuiciar a las juntas militares. Algo que bien refleja la película Argentina 1985.
-¿De qué manera abordaste la vida de Strassera?
-Tiene una historia interesante. Era hijo de un empleado de YPF, nació en Comodoro Rivadavia en los años 30, un lugar inhóspito donde doblaba el viento. Después su familia se mudó a Villa Ballester, fue a un colegio católico (el San José de Banfield) aunque él era muy anticlerical. Sin embargo, tenía un gran recuerdo de su colegio secundario donde estuvo pupilo. Fue a la misma escuela donde estudió (Jorge Rafael) Videla, se llevaban siete años de diferencia. Se recibió de abogado a los 33 años, fue fiscal, juez de sentencia y secretario. Y a los 53 años, con una carrera previsible, Alfonsín decidió que la Cámara Federal juzgue a los militares y es allí donde fue designado fiscal. Su tarea la hizo junto al fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo más un grupo de jóvenes que se sumó en la selección e investigación de los casos y la recolección de las pruebas suficientes para llevar a juicio. Una vida interesante, bastante previsible y que se transformó de un momento a otro.
-¿Tuviste oportunidad de entrevistarlo?
-Lo conocí desde los 17 años, cuando seguía las alternativas del juicio durante mi último año de la secundaria. Y después por mi tarea periodística lo entrevisté un par de veces. Lo conocí personalmente cuando se afilió al radicalismo en la sede porteña totalmente destruida después de la salida del gobierno de Fernando de la Rúa. Sin embargo, Strassera a los 70 años decidió afiliarse al partido en agradecimiento a Alfonsín quien después del Juicio lo había nombrado como embajador de Derechos Humanos. Tenía un especial aprecio para con Alfonsín más que al resto de los dirigentes. Lo seguí tratando durante un tiempo, era muy polémico, muy antikirchnerista, los medios lo buscaban para sacarle títulos contra el gobierno de ese entonces. Estaba muy enojado por la apropiación de la causa Derechos Humanos por el kirchnerismo. Cuando decido hacer el libro, después de fallecido, me contacté con sus familiares y sus amigos para dar un pantallazo en profundidad de su vida, que quedó en la memoria de todos.



